Tras su ruptura el pasado mes de agosto, Neymar y Briana Biancardi, que esperan la llegada de su primer hijo juntos, decidieron darse una nueva oportunidad. Ahora, varios medios publican que, supuestamente, el jugador de fútbol habría llegado a un acuerdo con su pareja para “poder ser infiel” cumpliendo tres condiciones: usar preservativo, no besar a la pareja eventual en la boca y ser discreto. Parece, por tanto, que el futbolista y su pareja habrían ampliado su vínculo hacia otras personas.
Sobre relaciones abiertas, se ha escrito largo y tendido, pero no es algo que se vea a pie de calle. Al menos, hasta ahora, porque algo está cambiando. Según Cecilia Bizzotto, socióloga y portavoz de JoyClub España, comunidad basada en la sexualidad liberal, “las relaciones abiertas sexualmente son una realidad cada vez más cotidiana. Sin embargo, sigue habiendo mucho desconocimiento. Todavía se siguen usando términos como la palabra ‘infidelidad’ para describir una no-monogamia de manual".
Un informe de 2022 de la plataforma de citas Ashley Madison afirma que las relaciones abiertas existen y se aceptan. Según este informe, una de cada cinco mujeres pide abrir la relación, algo que puede resultar lógico sabiendo que el 65% de las mujeres no llega al orgasmo con sus maridos. Sorprendentemente, una mayoría abrumadora de todas las generaciones coinciden en que estarían dispuestos a tener una relación no monógama consensuada con su pareja.
¿Cuántas de esas personas ya ha hecho la propuesta? Un 24% de los baby boomers o mayores de 50 ya lo han hecho. "Podemos estar ante un cambio de paradigma", advierte la psicóloga y terapeuta sexual Lara Ferreiro. Para esta experta, las causas que propician esta necesidad son el aburrimiento de la pareja la falta de deseo o la falta de erótica. "La falta de deseo sexual es un clásico. También que haya distinto deseo sexual. Si a una persona le apetece mucho el sexo y a otra persona no tanto, esa persona va a abrir solo en lo sexual, porque hay dos tipos de apertura: la emocional y la sexual. El aburrimiento produce el deseo de vivir nuevas aventuras", asegura Ferreiro, quien también ve en muchas parejas abiertas una insatisfacción crónica y la falta de conexión emocional; en suma, carencias que afectan a la relación.
Sin embargo, detrás de una pareja abierta no siempre hay una relación fallida. "En terapia, he visto gente que está fenomenal en la pareja, tanto a nivel emocional como sexual, pero son ambiciosos, quieren más. Quieren probar diferentes estímulos, aunque la satisfacción sea buena. También hay un tipo de pareja abierta por ideología; es decir, no consideran la monogamia como la única vía de mantener una relación estable y sana", señala esta psicóloga.
Es raro que los dos miembros de la pareja quieran abrirla al mismo tiempo. La dinámica habitual, según la experta, es que uno quiera hacerlo y el otro, por miedo a perderle, acepte. "En este caso puede haber problemas: hay gente que, como no lo tiene del todo claro, se arrepiente y sale todo mal", asegura Lara Ferreiro. También existe un perfil de personas que buscan nuevas sensaciones y están dispuestas a experimentar. Lo importante, según explica la psicóloga, es que ambos lo tengan claro. "Si no, alguien va a sufrir. Por supuesto, habría que tener una comunicación muy sincera, conocer las expectativas de ambos para evitar el sufrimiento porque se trata de disfrutar, no de sufrir", insiste la experta.
Para evitar los puntos de fricción, se puede abrir la pareja en diferentes grados. "Se trata de un acuerdo y, como tal, puede haber diferentes gradaciones. Se puede acordar, por ejemplo, compartir alguna fantasía. Cuando estás haciendo el amor puedes expresar verbalmente que te gustaría hacer un trío con otra persona, pero los dos saben que eso no va a ocurrir. También puedes acordar que sí al sexo, pero no a las relaciones emocionales", explica la psicóloga. Y si alguien no disfruta con la apertura, tiene que expresarlo. "Si una persona sufre, tiene que hablar con la pareja y sincerarse. ¿Quiere o no estar en una relación abierta? Si es que no porque le hace daño, o bien vuelven a la monogamia o bien pactan nuevas normas o bien dejan la relación. Si hay sufrimiento o celos, no tiene sentido la relación abierta. En terapia he visto, personas que han abierto la relación, lo han pasado fatal y han vuelto a cerrarla", asevera Ferreiro.
Al igual que podrían haber hecho Neymar y su pareja, elaborar un acuerdo preciso sobre lo que se puede o no se puede hacer es clave. Como indica Lara Ferreiro, tener una pareja abierta no significa que no existan las reglas. Al contrario, deben establecerse unos límites si lo que se busca es proteger a la pareja principal. Según la terapeuta, estas serían las principales: