Lo vemos cada día. En la cafetería, mientras mantenemos una conversación, durante un paseo… El móvil, ese maravilloso invento que nos tiene completamente enganchados hasta el punto de que ver que nos ha llegado una notificación nos hace desconectar de nuestro entorno para poner todo el foco sobre la pantalla, por mucho que esa notificación simplemente sea un mail publicitario, pero del que necesitábamos saber qué contenía. Esto es lo que cada vez se conoce más como phubbing, la causa de más de una pelea entre parejas que las coloca al borde de la ruptura.
Podría parecer que esto es cosa de milenials y generación Z, pero nada más lejos de la realidad: estar enganchados al móvil es cada vez más frecuente a cualquier edad, también en los más sénior, lo que empieza a ser un problema en nuestras relaciones de pareja, incluso con amistades.
Coger el móvil en mitad de una conversación, un gesto que hemos ido normalizando, tiene consecuencias en nuestras relaciones, ya que hay diferentes estudios que han concluido como el phubbing puede crear insatisfacción marital o incluso desconfianza en aquellos que la sufren. No solo eso, sino que llega a ser, en ocasiones, una práctica vengativa, pues quien en víctima de phubbing suele emplear esta misma práctica, generando un comportamiento tóxico en la relación.
Entre las claves para entender este problema está nuestro cerebro, siempre en busca de estímulos y, si la conversación o la situación no le está ofreciendo lo que quiere, busca esas novedades en otro lugar, y qué mejor que nuestro móvil para ello. Los smartphone están llenos de aplicaciones que nos muestra aquello que queremos ver logrando captar nuestra atención y dándonos esos estímulos que el cerebro buscaba. Y este es otro problema, que un aparato ofrezca más entretenimiento que una pareja o acompañante afecta a quien sufre el phubbing.
El verano es una época crítica para este problema. Llegan las vacaciones y parece que, por fin, se va a poder desconectar por completo del teléfono móvil y que ya no va a ser una distracción, no va a haber ninguna llamada de trabajo que te haga estar pendiente del aparato. Sin embargo, la realidad es bien distinta. Tanto que el problema puede no solo ser de pareja, sino de familia si son también tus hijos los que desaparecen de la conversación para quedarse ensimismados en sus pantallas.
En temporada estival también seguimos enganchados a la pantalla, y ya sin la excusa del trabajo, lo que crea verdaderos problemas entre las parejas que se agravan en verano y con la vuelta de las vacaciones.
La gran pregunta es: ¿se puede solucionar? Si somos conscientes del problema, sí. Lo más aconsejable es acordar espacios en los que el móvil no tenga cabida más allá de para una emergencia, como puede ser cuando te sientas a comer o cuando van a ver una película o una serie en el sofá. No obstante, a veces hay que cogerlo y si lo haces, explicar que vas a responder un mail o lo que quiera que necesitas ayuda a evitar cualquier tipo de problema.
No solo eso, configurar el propio móvil también puede ser de ayuda. Al día recibimos decenas de notificaciones que, realmente, no nos aportan absolutamente nada, por lo que para evitar el phubbing no está de más limitar las notificaciones a aquellos avisos y aplicaciones que realmente necesitas o te interesan.