Han pasado 20 años desde que Sting alardeó públicamente de su capacidad para mantener relaciones sexuales ocho horas cada noche gracias al tantra. Enseguida lo desmintió y también su propia esposa, Trudie Styler, tuvo que insistir en que lo del sexo tántrico era un mito. Pero el mito persistió y avivó el sueño de muchos hombres que fantaseaban con esa posibilidad. Amerai Carrera, terapeuta, formadora en tantra y fundadora de Tantra Esencia de Vida, todavía tiene que aclarar de forma persistente que el tantra no consiste en maratones, pero admite que la leyenda del cantante británico sirvió para despertar el interés por esta filosofía.
"La gente -avanza Amerai- tiende a confundir tantra con relaciones sexuales interminables u orgasmos como nunca antes habían vivido. No es así. Ni siquiera es una práctica sexual. Es un encuentro con uno mismo, una oportunidad de tomar consciencia plena del presente y saber conectar con nuestras sensaciones, prestando atención a nuestros cinco sentidos. De toda esta filosofía, el sexo es un aspecto más".
Joan, médico anestesista de 53 años, confiesa que es uno de esos hombres cuya idea inicial del tantra se acercaba más a las palabras de Sting que a lo que realmente descubrió cuando asistió a su primer retiro espiritual, hace año y medio. Ya está inscrito para el siguiente, que será en octubre, y entre medias ha participado en varios talleres con su pareja. "Lo que he vivido ha roto, gratamente, cualquier expectativa que yo pudiera tener y puedo asegurar que soy más feliz desde que conocí el tantra. Me apunté al primer retiro pensando en competiciones y récords disparatados, una vez allí me di cuenta del error".
Dice que aprendió una forma nueva de conocer todo su cuerpo y de abrirse a un mundo de posibilidades para vivir experiencias únicas. "Me gustó saber que el sexo tántrico no significa penetración y que tampoco los genitales constituyen lo más importante. En esta etapa de la vida, fue un alivio y me ayudó a buscar el placer de una forma más consciente y sosegada, aceptándome y aceptando mis limitaciones como paso previo a la búsqueda de cualquier satisfacción", explica Joan.
El hecho de que su pareja, de 49 años, haya decidido acompañarle en la práctica del tantra ha revitalizado la relación de una forma que no habría podido imaginar. No existen expectativas, tampoco objetivos. "Te entregas al erotismo sin las presiones y exigencias anteriores. Ha sido un modo de volvernos a encontrar, muy fortalecedor para nuestras relacione íntimas y muy enriquecedor a nivel personal. Había llegado un punto en el que nos evitábamos y ahora nos buscamos, no necesariamente para un encuentro sexual, sino para sentirnos cómodos y relajados uno con el otro".
En pocas palabras, Joan ha resumido una parte de los beneficios del tantra. Amerai asegura que este tipo de personas, mayores de 50 y en ocasiones atrapadas en relaciones desganadas y monótonas, son las que sienten mayor curiosidad por los retiros de tantra. "Les sirve para empezar a expresar qué siente cada uno y qué les gusta. Casi siempre se dan cuenta de lo poco que se habían escuchado y entendido hasta ahora".
En cuanto al sexo, la terapeuta desmitifica casi todo lo que se cuenta del sexo tántrico y explica que lo único que se puede tomar de esas leyendas populares es el control de ese punto de no retorno, en el que el orgasmo parece inminente y, sin embargo, se puede interrumpir para retomarlo pasados unos segundos. En este sentido, Joan añade que hay dos técnicas que deberían ser obligadas para cualquier pareja, "el control de la respiración y los ejercicios de Kegel para mantener tonificada la musculatura pubococcígea".
Amerai insiste en que el sexo en tantra es algo mucho más profundo que trasciende lo físico. "El tantra -dice- te invita a un camino espiritual de evolución y consciencia. Consiste en empezar a vivir con autenticidad y alegría, a descubrir quién eres y cómo canalizar tu energía, a despertar una consciencia para convertirte en alguien equilibrado. Significa recolocar el pasado y vivir el ahora, sanar, ser compasivo con lo vivido, fluir en el presente y abrirse a lo que el futuro pueda depararnos".
Tantra es también la fusión de lo masculino y lo femenino. "Es un juego que nos hace ganar en creatividad y además consigue comunicar y crear paz entre esas dos polaridades internas, cada una con su personalidad, su forma de pensar y sus propios deseos, necesidades y energía. Se trata de conseguir equilibrar esa parte de uno que es más racional y exigente con la parte que es más divertida, misteriosa y juguetona".
Desde Tantra Esencia de Vida, ofrece diferentes talleres y retiros. Uno de ellos está enfocado al arte de amar. Los participantes se despojan de tabúes, tensiones y otros bloqueos para dejar un espacio de confianza, apertura y aceptación. Algunas personas descubren en el tantra la necesidad de poner límites en sus relaciones para recuperar su libertad y perder miedos. "El cuerpo físico en lo íntimo y en la sexualidad lo trabajamos en el tantra como algo importante, pero tomando consciencia de cuánto estamos dando a nivel energético y si lo damos porque realmente nos sentimos libres o porque alguien nos reclama".
Para conectar con el cuerpo, en sus talleres practica yoga, movimiento consciente, baile, masaje, Tai Chi, caminatas en la naturaleza, natación, abrazos, susurros, respiración... "Todo ello ayuda a conectar aquí y ahora con el cuerpo, con nuestro sentir. En esa consciencia podemos conectarlo con nuestras emociones, pensamientos y energía".
Las herramientas con las que trabaja Amerai tienen como propósito crear un mundo más amoroso y consciente. Individualmente o con su pareja, la gente llega al tantra para ver cómo pueden vencer el aburrimiento, la rutina y el vacío en su erotismo. Se permiten vivir algo hermoso y creativo en un estado de plenitud y gozo en el que el sexo es un gesto constante de amor y gratitud.
Una de esas técnicas es el arte de tocar. Con masajes conscientes y centrándose en la respiración al tiempo que la mente suelta expectativas, juicios y objetivos. "Son retiros en los que los asistentes descubren el cuerpo como templo sagrado, la expansión del corazón, mantras para meditar, transformar y calmar la mente o la conexión con su esencia. A través del tantra liberas también memorias ancladas en tu organismo, sanas tu sexualidad y utilizas esa energía sexual como herramienta en el camino espiritual". Advierte que no hay desnudez en clase.
El trabajo es muy íntimo y requiere un esfuerzo grande, pero merece la pena. A Amerai el tantra le ayudó a entender la ruptura con su pareja como una oportunidad para renacer, no como un fracaso. "Con buena voluntad, generosidad y conciencia, el proceso de separación puede ser el mayor acto de amor, aparte del acto de dar vida".
Sus retiros abarcan mucho más. El tantra es nutrición, cuidado, amor, confianza, aceptación, plenitud, renovación, sanación y abundancia. "Es dejar que la vida renazca de cada célula y abrir la mente a nuevas sensaciones, mucho más placenteras, en todo el cuerpo". Es lo que descubren personas que, inconscientemente, se estaban negando el placer; parejas incapaces de comunicarse a través del cuerpo, el tacto, la mirada; gentes que arrastran mucho tabú y creencias limitadoras, que tienen complejos, que se miran al espejo y no se reconocen, que les cuesta mirar hacia adentro y aceptarse.
"El tantra -concluye Amerai- te da alas para vivir la sexualidad desde otro lugar a partir de la conexión con uno mismo". El primer paso es cerrar los ojos. Inhalar, exhalar, escuchar nuestra voz interior, percibir el latido del corazón y sentir cómo fluye la energía.