El sueño es un pilar fundamental para nuestra salud y un estado en el que pasamos aproximadamente un tercio de nuestra vida. Pese a su importancia y su impacto en nuestro estado físico, dormir se nos da francamente mal. Según datos de la Sociedad Española del Sueño, más de la mitad de los españoles duerme poco y de manera poco reparadora, y el 46% recurre a algún tipo de ayuda para conciliar el sueño.
La cuestión se complica cuando introducimos otra variable: en nuestra sociedad es habitual dormir en pareja, compartiendo intimidad, zona de descanso y horarios de sueño. El descanso, por tanto, condiciona la vida de pareja e influye en la cantidad y calidad del sueño, tal y como explican desde la Sociedad Española de Neurología (SEN).
“Se han encontrado diversas evidencias científicas de que el cronotipo, o lo que es lo mismo, la inclinación biológica a dormir en unos horarios y estar despierto y alerta en otros, puede determinar encontrar pareja", señala la doctora Ana Fernández Arcos, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN). “Dos personas con cronotipos extremadamente opuestos, que son muy matutinas o vespertinas difícilmente convergirán debido a la escasa coincidencia en su tiempo libre en lugares comunes".
Las rutinas horarias también pueden determinar el éxito de la vida en pareja. "Se ha visto que en las parejas con preferencias horarias distintas puede haber dificultades en la convivencia por querer adaptarse, siendo complicado si uno de ellos debe forzar los horarios de sueño afectando al descanso. Y, en esos casos, pueden darse problemas de sueño y de funcionamiento de la pareja. Por el contrario, se encuentran y son más afines las parejas con un cronotipo similar debido a que será más fácil que tengan intereses y aficiones comunes”.
Si bien el 'divorcio de camas' se ha considerado una de las claves del éxito de la vida en pareja, los expertos de la SEN difieren. Algunos estudios han observado una mejor calidad de sueño cuando las personas duermen juntas, principalmente en jóvenes. A pesar de que puedan darse más despertares, con un tiempo total de sueño menor, se ha detectado un beneficio para la arquitectura de sueño, con incremento alrededor del 10% en la duración de la fase de sueño REM.
Dormir en pareja también parece favorecer el vínculo, la intimidad y el sentido de seguridad y protección. Además, implica hábitos y rutinas compartidas, por lo que algunos estudios apuntan a que podría tener un efecto protector en el desarrollo y mantenimiento del insomnio en parejas que mantienen rutinas saludables. Del mismo modo que las parejas que cuidan la dieta o se animan a abandonar el tabaquismo, el hecho de que las personas cuiden de su descanso también puede ayudar a que la pareja lo haga.
“Por el contrario, las parejas que duermen juntas durante años y deciden separarse de cama o incluso de habitación presentan un cambio importante de su ritual de ir a dormir que puede ser en cierta manera disruptor. Es cierto que dormir juntos implica una expectativa social de un comportamiento de pareja o matrimonio considerado adecuado. Pero dormir separados no debería ser indicativo de una pareja rota o desapegada, sino que debe surgir tras tener un diálogo acerca de cómo mejorar de forma individual el sueño y para tener una relación más satisfactoria", señala la doctora Celia García Malo, Vocal del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología.
La experta insiste en que aún hay muchas variables a tener en cuenta en cuanto a dormir en pareja. La mayoría de los estudios se han hecho con parejas heterosexuales, lo que ya representa un sesgo. Lo óptimo, según los expertos, sería estudiar las diferencias entre hombres y mujeres y orientación sexual y género.
Lo que sí que está ampliamente estudiado es que cuando un miembro de la pareja sufre un trastorno de sueño, puede complicar el descanso de la otra persona. Por ejemplo, los compañeros de cama de personas con ronquidos o apneas obstructivas del sueño pueden presentar dificultades para conciliar el sueño y molestias diurnas como cefalea o somnolencia.
“Se ha observado que el hecho de estar en una relación y que la pareja le apoye puede ser un punto clave para aceptar que se sufre algún tipo de trastorno del sueño y, estos pacientes, suelen adaptarse mejor al tratamiento. Por lo tanto, los compañeros de cama pueden ser fundamentales en la identificación de los trastornos de sueño no percibidos por el propio paciente, de la misma forma en la que también están relacionados con el éxito del tratamiento, ya que de él también dependerá su propio descanso”, asegura García Malo. "Es importante que ante una alteración del sueño percibida por la persona o por la pareja con sospecha de un trastorno de sueño, se consulte con un especialista para buscarle solución".
Los problemas del sueño han sido normalizados. Pero, desde hace años, médico y expertos en la salud insisten en la necesidad de tratar cualquier trastorno relacionado con el descanso. Por ejemplo, tratar las apneas con CPAP (mascarilla con oxígeno) supone una gran mejora del descanso tanto para el paciente como para su compañero. "También hemos visto cómo una correcta identificación y tratamiento de los trastornos de conducta durante el sueño, como el sonambulismo o el trastorno de conducta de sueño REM, puede evitar los despertares bruscos o incluso lesiones (un hematoma, un arañazo, por ejemplo) realizadas de forma involuntaria por el paciente. Cualquier persona que no consiga tener un sueño reparador o sospeche de algún problema en su sueño, tanto suyo como de su pareja, debería consultar con su médico”, afirma la doctora Ana Fernández Arcos.
Los médicos de la Sociedad Española de Neurología también explican que dormir en pareja implica adaptar el ambiente para hacerlo más adecuado para el descanso, entre lo que se incluye la elección de la ropa de la cama, la temperatura o las condiciones de oscuridad del dormitorio. Es recomendable que la temperatura sea más bien fresca (no más de 21 grados) y tranquilo, favoreciendo el silencio en esa zona de la casa.