Las frases que pueden acabar con tu pareja (sin querer)

Cuando estamos enamorados o nos sentimos comprometidos con alguien, buscamos todo aquello que pueda cuidar la relación. No solo evitamos hacer lo que sabemos que molesta o daña a nuestra pareja, sino que tratamos de mimar el tiempo que pasamos con ella, sobre todo en las etapas iniciales.

Pero, a veces, se cuelan hábitos, rutinas y formas de expresión que pueden minar la relación. Se trata de un autosabotaje que puede impedir que la pareja crezca o, incluso, acabar con ella. La psicóloga Cortney Warren, especialista en relaciones de pareja formada en Harvard y autora del libro 'Dejar ir a tu ex', se ha especializado en detectar qué frases son las más perjudiciales y qué actitud esconde cada una de ellas.

"Prefiero que no nos veamos tanto": tacaño emocional

Cuando se pronuncia esta frase puede ser que haya miedo a que nos hagan daño. Se evita el compromiso para que haya unas expectativas mínimas y, en caso de que la relación no vaya bien, no sentirse profundamente decepcionado. Lo más común, sin embargo, es que estemos ante un tacaño emocional, ese tipo de personas que no se involucran e imponen distancias emocionales y hasta físicas.

"Si no podemos hablar, me voy": inseguridad y frustración

Comunicarse con quienes queremos no siempre es fácil, menos aún en medio de un conflicto. Las parejas felices no es que no discutan, es que saben discutir. Amenazar con irse de una conversación porque no nos encaja, incluso sugerir que la relación puede acabar, es letal porque crea sensación de inestabilidad, inseguridad y desamparo en la otra parte, precisamente el tipo de miedo que arrastramos desde niños.

Es cierto que irse momentáneamente cuando la discusión eleva el tono puede ser un recurso valioso, pero dejar a nuestra pareja con la palabra en la boca en un tema que nos importa da lugar a un enorme sentimiento de frustración.

"No me pasa nada": la negación del pasivo-agresivo

Es un clásico en los conflictos de pareja: tener una actitud y lenguaje corporal de ira y negarlo con las palabras. Para Warren, este tipo de frases y actitudes boicotean cualquier intento de solución. Al no reconocer que hay un problema, lo enquistamos e impedimos que la otra parte pueda reaccionar. Entramos así en una especie de concurso adivinatorio: ¿qué hemos hecho mal? ¿Por qué nos niegan que pasa algo?

"No lo estás contando bien": el menosprecio sutil

Si queremos que una relación funcione, hay que mirar a largo plazo y no dejarse embaucar por pequeñas miserias que no aportan nada. Una de esas miserias es puntualizar o corregir a nuestra pareja. Frases como "No lo estás contando bien" o "No es así" hacen más mal que bien. ¿Realmente es tan importante ese matiz? Al corregir estamos mostrando que nos sentimos superiores mientras creamos una dinámica de competición crítica que no beneficia a la relación. Si del menosprecio sutil pasamos al insulto disfrazado (por ejemplo, "No te estás enterando"), es momento de sacar la tarjeta roja.

Silencio: cuando no decir nada es el peor castigo

Condenar a alguien al ostracismo, lo que equivale a ignorarle y no tenerle en cuenta, es lo que se consigue al aplicar la técnica del silencio. Consiste en ignorar los intentos de comunicación de la pareja. Posiblemente, es la peor forma de mostrar nuestra disconformidad porque hace caer a la otra parte en eso que se llama indefensión aprendida, la sensación de que, hagamos lo que hagamos, la situación no va a cambiar.

Por otra parte, no sentirse validado y, por tanto, no ser respondido es otra forma de despreciar al otro anulando sus necesidades. Si se llega a ese punto, ¿para qué estamos en pareja? Cualquier psicólogo nos diría que es el momento de recuperar las riendas con buenas dosis de calma, autoconocimiento y motivación hacia una vida mejor.