Elizabeth Taylor y Richard Burton se casaron y divorciaron dos veces. Rachel y Ross, la eterna pareja de 'Friends', se reconciliaron en el último capítulo. Después de una cuantas idas y venidas, decidieron darse una segunda oportunidad. Jennifer López y Ben Affleck también decidieron iniciar su segunda vuelta sentimental (y parece que la vuelta ya ha finalizado). ¿Las reediciones amorosas son siempre una buena idea? Lara Ferreiro, psicóloga y terapeuta de pareja, explica cuándo sí y cuándo no es oportuno volver.
"Antes de todo hay que analizar la razón de la ruptura. Si ha sido por una infidelidad repetida, por un abuso emocional o por diferencias irreconciliables, lo que se llama problemas estructurales de pareja (por ejemplo, yo quiero ser madre y tú, no), no se puede volver. Es importante saberlo".
No es el único argumento de peso: "También es importante saber cuándo se ha producido la ruptura. Se recomienda que hayan transcurrido al menos seis meses para que la pareja haya podido crecer personalmente por separado", afirma la psicóloga antes de incidir en un aspecto fundamental. "Hay que tener una expectativa realista. Puede haber atracción, pero no compatibilidad. La variable más importante es compatibilidad", asegura la expertas.
La compatibilidad es patente cuando se comparten los mismos valores y los mismos objetivos vitales. Si cada cosa importante en la vida de una pareja está precedida de discusiones o desacuerdos, el hogar puede convertirse en un campo de minas.
Pero la pregunta que hay que hacerse cuando la reconciliación ronda la mente es por qué. ¿Por qué queremos volver? "Si se quiere volver por no estar solos, no es un buen motivo. Hay que volver por amor, porque se ama a esa persona y en un momento dado no pudo ser. Tampoco hay que volver por presión social o por celos, cuando ves que el ex está rehaciendo su vida.
Reconciliarse no tiene por qué ser una mala idea cuando se dan ciertas circunstancias. "Si hay un conocimiento mutuo, una historia compartida y una familiaridad. La adaptación va a ser muy rápida", asegura la psicóloga, quien también ve una oportunidad de crecimiento para la pareja.
En opinión de la experta, las segundas oportunidades pueden ser buenas si hay un compromiso de cambio. "Eso es muy importante, pero también es una manera de aclarar malentendidos. En ese caso, es muy importante la ayuda profesional, hay que plantearse seriamente ir a terapia", señala Ferreiro.
La reconciliación puede también venir aliñada de una nueva chispa sexual. "A veces, se compara al ex con las últimas relaciones y compruebas que te gusta más tu antigua pareja", explica la psicóloga. El último argumento tiene que ver con el entorno: "La redarquía es muy importante. Tener un entorno común ayuda a la estabilidad familiar", sostiene la experta.
Todo depende de la causa que haya motivado la separación. "Si los problemas de fondo siguen, eso, tarde o temprano, volverá a aparecer", afirma Lara Ferreiro. La psicóloga alerta sobre algo muy común cuando se lleva un tiempo solo: la idealización del pasado. "A veces, con el tiempo, se tiende a pensar que el ex era maravilloso. Tendemos a idealizar el pasado, cuando, a lo mejor, simplemente nos sentimos solos. Si luego se vuelve al mismo punto que causó la separación y no hay crecimiento personal, no hay que volver", asegura la experta.
Ferreiro, también terapeuta de pareja, insiste en valorar si se está en una relación tóxica. "Cuando se producen ciclos de ruptura y reconciliación, probablemente se está en una relación tóxica y adictiva. Este tipo de vínculos ponen en marcha el mismo mecanismo de la drogadicción", afirma.
El dicho popular dice que "Segundas partes nunca fueron buenas". La realidad es que depende; como explica Lara Ferreiro si ha habido un fallo estructural en el vínculo de la pareja o se arrastran traumas o problemas no resueltos, es difícil que la reconciliación llegue a buen puerto.
La experiencia de los terapeutas, quizá porque reciben a la pareja en situaciones críticas, no es muy favorable. "En general, hay muchas parejas que vuelven por esa euforia del encuentro, pero hay muchas menos que terminen siendo felices. El 50% de las parejas que se separan vuelve, y, de ese 50%, solo al 10% o 20% les va bien. En mi experiencia, las segundas oportunidades no son buenas, salvo que se hayan solucionado problemas del pasado", advierte Ferreiro.
Antes de dar el paso hacia la reconciliación, la experta aconseja plantearse las siguientes preguntas:
Además de las respuestas a estas preguntas, hay determinadas líneas rojas que avisan de que no es buena idea retomar la relación. "Cuando ha habido violencia física o emocional, ha habido situaciones de abuso, la pareja tenía rasgos de psicópata narcisista o es fría o manipuladora, eso no va a cambiar. Ese tipo de personal tienen el lóbulo prefrontal alterado: no sienten empatía ni entienden ningún tipo de razonamiento moral. También difieren en el giro zingulado, la zona desde la que aprendemos. Este tipo de personas no interiorizan las experiencias, así que no pueden aprender de ellas. Si te invalida, tampoco es razonable volver ni mucho menos si es un infiel crónico o hay adicciones declaradas".
Como en otros aspectos de la vida, la edad es una variable importante. "Las personas jóvenes son mucho más impulsivas y quieren cambiar de pareja sexual. También tienen menos experiencia en la resolución de conflictos, así que la reconciliación no es buena idea. Entre los 30 y los 50, sí puede funcionar, sobre todo si hay hijos en común. A partir de los 50, tienen las prioridades más claras y menos tolerancia al conflicto", asegura la psicóloga.