En un mundo lleno de celebraciones, ¿cómo no celebrar el beso? Besarse es uno de los placeres de al vida. No solo porque puede anteceder a un encuentro sexual, sino porque nos hace sentirnos uno con nuestra pareja. Sin embargo, los besos no siempre están a mano. O a golpe de labios. De hecho, es uno de los hábitos que más se pierden entre las parejas de largo recorrido. Antes de que te contemos qué te estás perdiendo si no te besas mucho con tu pareja, intentemos averiguar por qué, a medida que pasan los años, cada ves suceden menos los besos arrobados de los comienzos.
Hay muchas razones que nos pueden llevar a besarnos menos. Una de ellas es que se ha podido perder la pasión y se tiene menos interés por el sexo que al comienzo de la relación. A ello se añade la rutina, el desgaste de la convivencia, los conflictos, que hacen que la persona con la que se convive sienta cierta desafección. En esos momentos, indiscutiblemente, hay pocas ganas de besos.
El hecho de que tu pareja no te bese en la boca no solo se debe a la pérdida de pasión. Lo que puede esconderse detrás son problemas profesionales o familiares que disminuyen la libido. Esto lleva a su vez a que la pareja no te bese en la boca porque está cansada o no quiere una relación sexual. Y es que, erróneamente, se relaciona beso con sexo cuando puede ser simplemente una manera de comunicar amor.
Si se lleva mucho tiempo conviviendo y se tienen hijos, se deja de besar porque están los niños delante y son demasiado pequeños para comprenderlo. A veces, se hace por temor a que os vean en situaciones íntimas o por vergüenza. En general, no está bien visto que una pareja que ya lleva años junta o tiene una cierta edad se bese en público. El beso en la boca se asocia con la adolescencia, la juventud, el primer amor y el noviazgo. ¿Entre parejas estables? Mucho menos.
Parejas de largo recorrido, menos esfuerzo de conquista
Es un clásico de la psicología. El cerebro es económico por naturaleza. No desperdicia energía en lo que ya tiene. Esto es exactamente lo que pasa en la pareja. Si ya es estable y uno al otro se tiene, ¿para qué trabajar más? La ley del mínimo esfuerzo puede ser útil en otras circunstancias, no así en la pareja.
Si estás en uno de los casos anteriores (no te besas mucho y bien con tu pareja), hay algo que tendrías valorar. Besarse en sí mismo tiene un valor terapeútico. Te mostramos cuáles son sus principales beneficios:
Científicos del Lafayette College en Pennsylvania, Estados Unidos, advirtieron que la liberación de oxitocina (la hormona del amor), endorfinas y dopamina llegaba acompañada por una reducción en los niveles de cortisol, la respuesta hormonal al estrés. Besarse, además de excitante, tiene por tanto efectos relajantes y ayuda a combatir el estrés y la ansiedad.
El beso contribuye a que el sistema inmunitario mejore. El intercambio de saliva de un beso de diez segundos de duración involucra unos 80 millones de bacterias. Esto quiere decir que las parejas que se besan mejoran en la variabilidad de su microbiota intestinal, algo básico para su buen funcionamiento. Además, por razones evolutivas, uno se siente más atraído por personas con una microbiota muy distinta, ya que esto es beneficioso para la salud de cada miembro de la pareja y de su posible descendencia.
Besarse más con la pareja tiene beneficios emocionales y fisiológicos. En muchas terapias de pareja, de hecho, es una de las prácticas habituales. Besarse forma parte de la comunicación de cualquier matrimonio o relación estable y, objetivamente, produce mejoras en algunos parámetros vinculados con el bienestar físico, mental y relacional.
Los besos son buenos para el bienestar buco-dental por una razón sencilla: hacen que segreguemos saliva y favorece una reducción de la placa bacteriana, es decir, la principal causa de caries y otros problemas bucales.
Por otro lado, unos treinta músculos faciales se ponen en acción al dar un beso, por lo que al besar también se queman calorías, entre dos y seis calorías por minuto. Si ese ejercicio físico se suma a los ya descritos, el resultado es inmejorable. Besar y besarse, en suma, es algo que no nos podemos perder.