Desliza a la derecha. Desliza a la izquierda. Esto, que en algún momento del pasado nos hubiera remitido a las instrucciones de cómo bailar un cha cha chá, ahora se asocia nada más y nada menos que con Tinder. Las cosas han evolucionado y las apps han tomado el mundo del ligoteo por asalto. Pero, ¿han cambiado de verdad? Preguntamos a nuestros entrevistadas y entrevistados cómo se lo montan para seducir cerca de los cincuenta y las respuestas son muy personales. ¿Utilizan estas apps? ¿Se guían más por su instinto y por la piel? ¿Qué hacen diferente ahora que cuando tenían 20 años menos?
En entregas anteriores de Uppers Stories, en las que hemos hablado de infidelidades yinfidelidades salir de fiesta ya nos dimos cuenta de que cualquier tentación de generalizar con este heterogéneo grupo de personas es mejor descartarlo. Sin embargo, cuando hablamos de seducción, están todos bastante de acuerdo: las apps no son lo suyo. Una analogía válida podría ser la diferencia que se establece entre ir al súper o al mercado. En un sitio lo tienes todo a la vista, bien plastificado y sin opción al misterio. En el otro, si te ganas a la de la frutería, puede ser que saque del interior del puesto esos tomates que guarda para clientes selectos. O lo que es lo mismo: imagen versus contenido.
Empecemos por David (actor), que asegura no usar apps porque nunca las ha necesitado, ni cuando empezó a salir ni ahora, con 48 años. Cuenta que era "un terremoto" de jovencito, y que empezaba sus noches con sexo en el trayecto hacia la ciudad. Sexo con desconocidos, claro está: "Lo normal era que empezara la noche follando en el tren", dice. Hay una escena en '¿Qué les pasa a los hombres?' en que dos gays le explican a un hetero que sus señales para seducir son mucho más explícitas que entre hombres y mujeres, y que podría explicar perfectamente esto que cuenta David. Tres segundos o más de contacto visual intenso, y hay partido. Si ese contacto se rompe a los dos segundos, circulen, no hay nada que ver. Puede que esto sea una mamarrachada o puede que siga funcionando, pero no se puede negar que muchas y muchos desearíamos que fuera así de fácil, porque no hay app que supere eso.
Elena (46, empresaria) sí echa más de menos otra época, cuando entraba en un sitio y era "a este quiero y a este tengo". Ahora le cuesta más seducir, aunque también se ha vuelto más sibarita. Una sensación general para muchas mujeres, según un estudio sobre las aplicaciones para ligar realizado en Estados Unidos por Elizabeth Bruch, profesora de sociología de la Universidad de Michigan, y que fue publicado en la revista Science Advances. El estudio asegura que en esas 'apps' para ligar la edad a la que los hombres son más 'deseables' son los 50 años, mientras que en el caso de las mujeres son los 18. El edadismo, el estatus y la idea impuesta por la publicidad, el arte y la sociedad de que solo lo joven es bello ponen más difícil, sobre todo a las mujeres de cierta edad, ligar. Con sentido del humor y mucha mala leche, también habla de esto el sketch 'Julia Dreyfuss last fuckable day', en el que las cómicas Julia Dreyfuss, Patricia Arquette y Tina Fey se encuentran con Amy Schummer cuando están celebrando el último día en que Julia será considerada "follable", porque ha pasado de los 40. Afortunadamente, no todo el mundo es así. La misma Elena menciona que incluso tuvo un amante mucho más joven que ella, así podemos confiar en que hay gente que aprecia la belleza en todas sus vertientes.
Eva Mas (actriz, pianista y bailarina de 51 años) se sitúa en una parte completamente diferente a la de Elena y David. Para ella el sexo es una experiencia holística, algo que se disfruta desde diferentes sensaciones, por lo que ligar y las relaciones sexuales esporádicas le interesan más bien poco. "La gracia está en establecer un vínculo real con los demás y no le interesan las apps para nada", explica. Incluso ha llegado a sentirse acosada por gente que le hacía solicitudes explícitas en redes sociales que no son específicamente para ligar, como Facebook. Su método de seducción, pues, pasa por dejar muy claro que quiere una relación sana, antes de plantearse ni siquiera el sexo.
En el cuadrante más sofisticado del ligoteo y la seducción se encuentra Mat (chef, 46), al que le parece "muy frío" buscar a una persona a través de la pantalla, "sobre todo porque para mí el sexo está relacionado con la risa", dice. Cuenta Mat que una vez cubrió la cama de pétalos de rosa para recibir a su pareja, "que se quedó boquiabierta", dice.
"Con las apps se pierde la capacidad de comunicación y que prefiere conocer a alguien cara cara", opina David Farran (47), en consonancia con Mat, aunque revela que sí ha utilizado Grindr y Scruff, dos de las apps para gays más conocidas. Merche (57), por otro lado, introduce un nuevo concepto: seducir bailando. "Disfruto mucho con ello y lo he empleado muchas veces como método para ligar", dice. Por eso duda mucho que le gustara el sexting (que para ella es una "inconsciencia") y que se "apuntara a Tinder", añade (es muy graciosa esta manera de decirlo, 'apuntarse', como si Tinder fuera una actividad extraescolar. Aunque pensándolo bien, tal vez lo sea…). En cualquier caso, con pantallas o no de por medio, nuestros Uppers no dejan de seducir.