Una tarde de primeros de marzo, Gonzalo (53) y Marga (47) disfrutaban tranquilamente de un té (ella) y un vino (él) en la cafetería de un centro comercial; se habían conocido días antes en una aplicación para ligar, y en vista de que congeniaban, concertaron una cita. Cara a cara confirmaron las buenas sensaciones, y ya barajaban un segundo encuentro cuando… ¡se decretó el estado de alarma! ¡Todo el mundo a encerrarse en casa! ¿Idilio truncado? "Marga me gustó mucho —dice Gonzalo, lacónico—, pero temo que cabo de un mes, dos, o lo que dure esto, ella se enfríe. O yo".
Las historias recién iniciadas en Tinder, Meetic, Badoo, Adoptauntío, eDarling o Grindr han entrado, en virtud del confinamiento forzoso, en un incierto parón. En medio de pésimas noticias (enfermedad, muerte, desempleo, lejanía de seres queridos…), este paréntesis amoroso se antoja un efecto menor, pero no banal: atañe a los sentimientos.
Paradójicamente, la imposibilidad de verse, de verificar compartiendo un té, un café, un vino o una cerveza si hay feeling fuera de la pantalla del móvil, no ha frenado a los usuarios de estas aplicaciones; más bien al contrario. En tiempos de hogareño aburrimiento, estas plataformas echan humo. Desde del sábado 14, cuando se decretó la cuarentena nacional, las inscripciones a Adoptauntío han aumentado un 23% en comparación con el mismo periodo de la semana anterior. ¿Por qué la gente usa más estas plataformas para ligar, y por tanto, para quedar, ahora que no se puede?
José Ramón (49) llevaba una temporada sopesando inscribirse en una de estas webs, y tras el anuncio del estado de alarma se animó a entrar. "Vivo solo, y me paso el día pegado al móvil, abrumado por los vídeos, audios, memes y todo lo que se mueve en redes sociales sobre la crisis", explica. "Me apunté porque, por un lado, si de algo estamos sobrados ahora es de tiempo libre, y hay que llenarlo como sea; también, porque pensé que podía encontrar cierto alivio en medio de tantas malas noticias; que podría ser divertido".
Tras hacer match con varias mujeres, ha reducido el círculo a cuatro, con quienes chatea en diferentes momentos de la jornada. "Una de ellas empieza a gustarme de verdad", confiesa. Ahora se escriben por WhatsApp y mantienen conversaciones telefónicas. "No contaba con conseguir esa sintonía con alguien tan rápidamente. Me encantaría quedar con ella, pero como la posibilidad es lejana, me las veo y me las deseo para que no decaiga la llama. No es fácil: apenas nos conocemos y resulta complicado encontrar temas de los que hablar basándonos solo en una relación a distancia".
No pocos uppers se ven en este brete. En Estados Unidos, el 32% de los mayores de 50 años ha usado alguna vez estas páginas, según el estudio The virtues and downsides of online dating (2020), del Pew Research Center. En España, el 14,58 de las personas registradas en Tinder tiene más de 45 años. Tal es el potencial de este sector de la sociedad, que en 2019 Meetic lanzó Ourtime, una app para ligar dirigida a mayores de 50.
"No estoy aquí para ligar —nos cuenta Mercedes (48), usuaria de una de estas redes sociales—, sino para conocer a un hombre que me haga tilín, con el que se pueda hablar, que no mienta (aunque eso es difícil saberlo) y con quien me sienta a gusto". Admite que ha conocido a un chico que, en principio, reúne esas características…, y se resigna a la incómoda espera. "Verse tampoco garantiza nada; igual quedábamos, no nos gustábamos y no queríamos vernos más. Lo que tenga que ser, será", añade con estoicismo.
Lo que se busca interactuando de forma indefinida en el plano virtual u oral es, según el psicólogo Esteban Cañamares, un sucedáneo de relación. "Es como cuando tienes hambre y coges un chicle", compara. "No te quita el hambre, no te alimenta para nada, pero te engaña un poco. Hablamos con alguien, nos contesta; es un tentempié. Existe siempre la esperanza de quedar dentro de un mes, dos o los que sean, pero es una forma de calmar la soledad. La incomunicación es muy grave para el ser humano. Cuando no se puede mantener una comunicación real tradicional, se opta por esto en forma de sucedáneo".
Tomarse estas relaciones como forma de distracción no tiene nada de malo, por supuesto…, siempre que las dos partes jueguen a lo mismo. Pero cuando de ese fútil pasatiempo surja un interés romántico, el obligado distanciamiento social contravendrá el célebre dicho de que "el roce hace el cariño". Por darle un enfoque positivo, las incipientes parejas que superen esta prueba de fuego habrán demostrado su solidez y estarán listas para dar un paso más.
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