El método de siete letras para ser infiel sin ser descubierto: "La primera regla, no contárselo ni a tu mejor amiga"
Su autor, Albert Arnaiz, ha publicado un atrevido manual sobre la infidelidad que está despertando interés en medio mundo
Está convencido de que la gran mayoría engañaría a su pareja si tuviese la seguridad de no asumir riesgos
Apuesta por la reincidencia, pero nunca con la misma persona. Tiene también claro que un amante nunca debe pisar la casa
Albert Arnaiz ha escrito el libro que seguramente nadie regalaría a su pareja: 'Shicret. Cómo ser infiel sin que te pillen'. En el acrónimo "shicret" están contenidas sus siete reglas de oro para conseguirlo, pero antes de desvelarnos nada, nos cuenta quién es este "cuarentón infiel" -así se define- y cómo nació su particular método con el que burla eso de que "antes se atrapa al mentiroso que al cojo".
Catalán, padre de una hija, profesor universitario e infiel, un rasgo, este último, que le acerca, según dice, a un porcentaje de hombres y mujeres muy alto, más incluso de lo que traslucen las encuestas. Lo constató con un grupo de amigos y ahí arrancó una aventura editorial que le ha llevado a ser un autor muy aclamado por los medios de comunicación de muchos países, donde se da el gusto de desplegar sin sonrojo el método para convertir la infidelidad en una jugada maestra.
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Ya que lo hacemos, hagámoslo bien
"Mi pretensión no es hacer un alegato a favor del adulterio. Lo que ocurre es que la infidelidad es una realidad ancestral. A nuestros antepasados más lejanos ya les costaba mantener relaciones monógamas. Por tanto, no hace falta un libro que promueva algo que ya existe de forma natural, pero sí un método que ayude a hacerlo bien y con el menor daño posible a la pareja".
Arnaiz está convencido de que "todos lo haría si supieran con certeza que no habrá consecuencias". De hecho, un estudio de Sigma Dos coincide con otro de Gleeden: un tercio de la población confiesa haber engañado a su pareja, pero el doble tiene sospechas de haber sido engañado.
¿Por qué piensa así?
Antes de escribir el libro, el autor se llenó de razones. "Las mías y las que aportaron las personas a quienes pregunté. El primer motivo que encuentra un hombre o una mujer para ser infiel es la atracción. El deseo sexual está en la condición humana y puede surgir involuntariamente con personas con las que compartes un espacio, como puede ser el trabajo, o con quien acabas de conocer. Lo puedes reprimir y controlar o bien consumar. Puedes incluso propiciarlo tú. El caso es que en la era digital es difícil que alguien se conforme con una sola pareja sexual".
Otro factor importante es la adrenalina. Una aventura conlleva un alto riesgo, aunque Arnaiz lo minimice con sus consejos. "Romper la regla, mantener el secreto, mantenerse alerta genera dosis extra de adrenalina que hacen que el cerebro te empuje a ello". Probar nuevas prácticas sexuales y evitar la ruptura de una relación son otras de las principales razones del interés por las relaciones adúlteras, según la plataforma de encuentros extraconyugales Gleeden. En definitiva, se trata de experimentar cosas distintas y salir de la rutina de pareja, así como flexibilizar una relación sin romperla.
Efecto contagio
Lo que Arnaiz está comprobando a partir de la curiosidad que está despertando es que la infidelidad tiene también un efecto contagioso. Y no es el único que lo piensa. Saber que otras personas engañan a sus parejas nos puede arrojar a nosotros mismos a los brazos de otros. Es la conclusión de un estudio publicado en la revista Archives of Sexual Behavior. La exposición a la infidelidad de otros predispone a ser infieles en nuestras propias relaciones románticas, disminuye el nivel de compromiso y aumenta el deseo de una pareja alternativa.
"Saber que otros tienen aventuras puede provocar que las personas se sientan más cómodas en la posibilidad de vivir su propia aventura infiel", indica Gurit Birnbaum, psicóloga y coautora del estudio. En su opinión, los entornos que fomentan la infidelidad preparan el escenario para desencadenar el deseo de parejas alternativas. "Directamente, infectan a las personas que de por sí ya son vulnerables", zanja esta autora. Ocurre porque las normas sociales, que dictan qué comportamientos se aceptan como normales, acaban afectando al modo de resolver una tentación, sopesar beneficios y consecuencias a largo plazo o manejar los sentimientos de culpa.
Las siete reglas
Así las ha desarrollado Arnaiz en 'Shicret':
S. Secreto. La primera regla del infiel debería ser mantener en silencio su aventura. No contárselo ni a tu mejor amigo o amiga, aunque te pueda la tentación de fanfarronear o jactarte de tus conquistas.
H. Hablar. Antes de iniciar cualquier relación amorosa, háblalo con el amante. Es importante contar con su complicidad.
I. Intimar. Significa buscar lugares secretos donde mantener el sexo sin riesgo de ser sorprendidos. Los amantes no deben pisar la casa jamás. Hay muchos hoteles exclusivamente para este tipo de encuentros y lugares discretos.
C. Convivir. No con el amante, sino con el peso o la carga de culpa que implica una infidelidad. Habrá que convivir sin que te delate tu mala conciencia o una rutina que tú mismo alteras.
R. Reiterar. Arnaiz anima a hacer trampa una y otra vez. Además, los factores que llevan a ser infiel generalmente no desaparecen: bajo grado de compromiso, insatisfacción sexual, aceptación de las relaciones fuera de la pareja, diferencias individuales en los niveles de excitación sexual, el contexto, etc.
E. Embaucar. Es importante cultivar el arte del engaño, encontrar el momento y la manera para no ser descubierto. La tecnología puede ser la mejor aliada, pero también la mayor trampa si el infiel no se ocupa de ir borrando huellas.
T. Terminar. No existe amante para la eternidad. La aventura tiene un límite y cuanto mayor es su intensidad, antes debería terminar. "Si el sexo con el amante se practica una vez por semana, la relación no debería ir más allá de los tres meses. Un año cuando los encuentros tienen lugar una vez por mes". Es su particular ecuación para reducir las posibilidades de ser descubierto.
La mujer es más avispada
El manual es extraordinariamente atrevido, pero también los cursos que imparte Arnaiz en los que entrena la infidelidad a directivos, empresarios, deportistas y cualquier otro tipo de profesionales para quienes significa mucho no ser descubierto en su trampa. Tiene la teoría de que un porcentaje amplio de personas, si engañan bien, consiguen salvar su relación gracias a estos escarceos. Nos explica que una buena parte de sus lectoras son mujeres y no le sorprende.
"A nivel mundial -dice-, la infidelidad femenina ha crecido un 40 por ciento en los últimos años. El buen dato es que lo admiten en las encuestas. Significa que se permiten disfrutar de su sexualidad con libertad y eso es un síntoma más de empoderamiento". Y también constata algo que ya revela cualquier sondeo: ellas son más avispadas en eso de engañar: "Son hábiles en conseguir no dejar ni rastro y saben también mantener el secreto". Lo que nunca sospechó Arnaiz es que su libro sirviese también para un buen puñado de maridos y mujeres que han encontrado en las páginas la manera de detectar señales de estar siendo engañados.