El roce hace el cariño, dicen. Pero, ¿qué pasa cuando el roce es excesivo? ¿Cómo afecta a la vida sexual estar 24 horas al día con tu pareja? La preocupación por el coronavirus lo tiñe todo, pero la reacción de las personas está siendo muy diferentes. A unos les da por canalizar a través del sexo la ansiedad y a otros, por el contrario, la angustia les aplasta la líbido. Hablamos con una sexóloga sobre cómo está influyendo la pandemia en la intimidad carnal.
La rutina sexual de Joaquín (53) y Clara (48), casados y con tres hijos, se ha visto perjudicada por la coyuntura. "Estoy muy agobiado", reconoce él. Clara sigue trabajando, actualmente desde casa, en el departamento comercial de una compañía de seguros; pero a él, responsable de Recursos Humanos en una cadena de restaurantes, se le ha aplicado un ERTE. Aún no ha visto un duro. Y de aquí a que los locales de hostelería recobren su actividad... pueden transcurrir meses. "La incertidumbre me sume en un estado de ansiedad total. Podría pensarse que el darse una alegría de vez en cuando ayudaría a levantar el ánimo, pero sencillamente no me apetece. Tengo mil cosas en la cabeza", nos cuenta.
Entre esas mil cosas también está el desasosiego por la salud. La madre de Clara dio positivo en las pruebas de coronavirus, y está hospitalizada. Un hermano de Joaquín experimenta síntomas, de momento, leves. "Estás muy pendiente del estado de los tuyos. Si te pones a ver las noticias, te hundes. Y si hablas con amigos por teléfono, es monotema. El sexo es lo último en lo que pienso en estos momentos, la verdad", lamenta Joaquín.
"Hay múltiples variables que influyen", dice Miren Larrazábal, especialista en Psicología Clínica y sexóloga, presidenta de Sociedad Internacional de Especialistas en Sexología (SISEX). Las divide en tres. Las primeras son las externas. "Una pareja que convive en 40 metros cuadrados con tres hijos, encima con una situación de absoluta incertidumbre económica; si uno de los dos está afectado por el coronavirus, o atravesando un duelo. Todo eso genera estrés y zozobra. Aspectos que son fundamentales en el deseo sexual".
En segundo lugar, estarían las variables "de contexto interno", que son aquellas que "tienen que ver con la propia relación de pareja", prosigue la especialista. "¿Cuál era la relación antes del confinamiento? Puede que hubiera problemas de pareja antes y el confinamiento solo los haya agravado. ¿Cuál era la frecuencia de la actividad sexual antes del encierro? ¿Cuál era su capital erótico? Si tenían una vida sexual de calidad, el tener una mayor disponibilidad de tiempo les va a ampliar las posibilidades de acercamiento erótico; si tenían apatía sexual, el confinamiento obviamente no va a ayudarles".
Por último, difieren las formas de acercamiento personal al aciago panorama. "Hay gente que suscribe eso de ‘a vivir que son dos días’, y se pone a follar como loca, como si no hubiera un mañana. Otras personas pueden tener relaciones como un escape, como refugio ante tantos problemas. Hay para quien sigue siendo una forma de placer maravillosa, y para quien la forma de afrontar el problema es bloquear su sexualidad", describe Larrazábal. "El confinamiento, per se, no es facilitador ni inhibidor, pero fíjate la cantidad de variables que explican por qué para algunas parejas es una situación que les está favoreciendo y para otras, no".
A Juanra (48) y Marina (48), que no tienen hijos, les está favoreciendo. En su casa, como en todas, reinan el desconsuelo y el aburrimiento, pero se las apañan para entreverar instantes de esparcimiento conyugal. "Dentro de lo raro que se hace trabajar en casa y la inquietud por la pandemia, intentamos mantener cierta normalidad", dice Juanra. "Sin ni siquiera hablarlo, hemos acordado apoyarnos el uno en el otro. Somos conscientes de que nos necesitamos ahora más que nunca. Además, concentras en la otra persona el contacto que no puedes tener con los demás. Esa cercanía propicia que ahora hagamos el amor casi más que antes".
¿Cómo surge la chispa en medio de la oscuridad? "Nos tocamos mucho, nos besamos. Nos gusta ver la tele acurrucados en el sofá, y surgen las caricias. Todas las tardes nos echamos una corta siesta, como cuando estamos de vacaciones; algo que no puedes hacer el resto del año. Y ese ratito de abandono siempre es agradable", explica Juanra.
Para las parejas que quieren tener más sexo del que disfrutan en este raro contexto, la psicóloga sirve varios consejos: "Mi primer mensaje es: no hagamos de eso un problema. Entonces tendremos dos problemas: la falta de deseo y la preocupación por no tenerlo. Porque durante una temporada uno tenga menos deseo, no pasa nada. Dicho eso, debe ser una aceptación proactiva. La sexualidad no es solo genitalidad. Vamos a cultivar el erotismo, la intimidad, el buen rollo, el buen trato, las risas, el juego… Todo eso, que potencia la unión y la complicidad, va a conducir a un bienestar que va a hacer que surja de manera natural lo que llamamos la genitalidad". Y si no, que prueben a jugar a los médicos; atrezzo no les faltará.