"Mido 1,70 y he llegado a pesar 125 kilos. Ahora peso 87, pero sigo siendo obeso. Las relaciones sexuales con mi mujer no son iguales ahora que a los 20, he pasado por dos operaciones de menisco, tengo artritis degenerativa, cuanto más peso, más me fatigo, pero seguimos disfrutando juntos". Son palabras de Mariano, un malagueño de 47 que desde hace algo más de tres décadas libra una batalla contra la báscula. En España, más de la mitad de los adultos están por encima de su peso, según los datos del 'Estudio sobre la Obesidad en España y sus consecuencias'. Si hablamos de hombres de entre 45 y 54 años, el 15,74% tiene un índice de masa corporal (IMC) superior a 30, es decir son obesos. Esta enfermedad, además de ser un problema médico, supone para los que la sufren algunas trabas en su vida íntima. Médicos y sexólogos nos ayudan a hacer una radiografía y a entender cómo solucionar o paliar los problemas sexuales asociados a ella.
La obesidad es un factor de riesgo cardiovascular y la salud sexual de los hombres se rige por un principio de oxigenación por lo que ambas cosas están directamente relacionadas. "El hecho de tener más masa corporal de la normal para una edad y una estatura hace que el cuerpo tenga menos sangre disponible para administrar a la zona que más necesaria en la esfera sexual, al pene. Si no llega sangre al pene, no hay una correcta excitación, no hay una correcta erección y por lo tanto no habrá una correcta eyaculación", explica el doctor Mariano Rosselló, andrólogo y experto en medicina sexual del Instituto Médico Rosselló.
Además de esto, algunos pacientes que han sufrido obesidad desde una temprana edad, como es el caso de Mariano, tienen problemas asociados como puede ser la ginecomastia, o exceso de volumen en las mamas, que afecta directamente a su físico y a su autoestima. "También padezco una pseudo hipogonadismo, es decir, una reducción en los aparatos sexuales. Esto se debe al acúmulo de grasa en la parte genital que hace que se reduzca el tamaño del pene", nos cuenta.
Cabe destacar que no es lo mismo una persona que ha desarrollado la obesidad una vez iniciada su vida sexual o antes de ello. Haber estado expuesto al sobrepeso desde una edad temprana provoca que el desempeño sexual no se vea tan afectado como cuando existe una experiencia con menos peso en el pasado.
"Desde un punto de vista psicológico la obesidad puede significar un hándicap para la persona que no se encuentra a gusto con su cuerpo. La no aceptación de uno mismo indispone para la capacidad de entregarse al placer y, por ende, a la capacidad de disfrutar plenamente de las actividades sexuales, que se convierten en una necesidad de dar placer a la otra persona más que del disfrute propio", asegura el sexólogo Raúl Padilla. Ahí es donde entra en juego la libido.
Habitualmente, la gente con obesidad tiene problemas en su función sexual en distintos grados. La libido se ve afectada en el momento en el que el hombre no tiene una capacidad normal en cuanto a su vida sexual. "Para tener unas relaciones plenas es fundamental tener un NOE positivo, es decir un nivel óptimo de excitación, erección, y eyaculación. Cuando esto empieza a fallar, la libido se ve afectada y el hombre empieza a pasarlo mas porque su herramienta de trabajo sexual empieza a fallar. Además, el hecho de tener mas grasa corporal provoca que los adipocitos segreguen más leptina y esa leptina secuestra la testosterona que fomenta que haya una correcta libido. A más grasa, menos testosterona y menos capacidad de llegar a un nivel NOE optimo", apunta Rosselló.
La falta de deseo empieza por uno mismo y, si al mirarnos al espejo no nos sentimos bien con lo que vemos, no podremos transmitir el bienestar y el gozo por la vida a quienes nos rodean. No es la obesidad sino la percepción de esta la que causa un componente mental a la hora de relacionarse sexualmente. "La demanda social de un cuerpo esbelto y musculado produce en ciertas personas que no han tenido la oportunidad de desarrollar un autoconcepto equilibrado, estén continuamente insatisfechos con su aspecto a la vez que les produce una ansiedad que perpetúa los hábitos que los llevan a la obesidad", explica Padilla.
La vida en pareja puede ser afectada cuando se produce este aumento de peso ya dentro de la relación, principalmente por el desajuste de la apariencia física de la persona con la que originalmente la convertía en objeto de deseo. "Cuando una persona aumenta de peso suele cambiar la percepción de sí misma, lo que también afecta a la forma con la que se relaciona con los otros, y en este caso, con su pareja, que deberá ajustarse a la nueva realidad o intentar cambiarla para recuperar a la persona con la que inició la relación", asevera el sexólogo.
Esto es lo que ha intentado hacer Mariano con el paso de los años. Durante la adolescencia perdió peso y fue ahí cuando conoció a su mujer y madre de sus dos hijos. "En la preadolescencia tuve miedo al rechazo y eso me llevó a adelgazar, fue ahí cuando comenzó mi vida sexual. Cuando aumenté de peso otra vez intenté compensar las limitaciones de movilidad con detalles y cariño. Mi mujer nunca ha tenido queja, pero evidentemente me encuentro mejor cuando peso menos".
Cuando la obesidad entra en juego, no solo afecta a la relación sexual en sí misma, también lo hace a los momentos posteriores a ella. Uno de los factores determinantes de esto es la percepción de la liberación interna, complicada de conseguir si la relación no ha sido totalmente satisfactoria.
"Si el peso o cualquier otro aspecto personal como el vello corporal, el tamaño de los órganos o el olor, por ejemplo, ocupan nuestra mente a la hora de iniciar una relación sexual, esta se va a ver mermada. No tenemos un peso o un olor o un órgano... somos un peso, un olor o un órgano, y si lo integramos lo disfrutaremos, pero si lo vemos como algo extraño, ajeno o malo, nos va a lastrar en nuestra percepción sexual y en el post le estaremos dando vueltas", asegura Padilla.
En la década de los 40 a los 50 años, el 30% de los hombres ha tenido algún problema en su salud sexual en los últimos seis meses, según los datos del Instituto De Medicina Sexual y Urología de Madrid. "Además, debemos tener en cuenta que el pene es el centinela de la buena circulación periférica. Los varones de 45 años que ven que su pene empieza a fallar deben acudir a un especialista para que analice todos los factores de riesgo. Casi cualquier persona de 50 años que ha sufrido un infarto, padecen disfunción eréctil desde, al menos, dos años antes, por lo tanto, el diagnóstico es fundamental", aclara el doctor Roselló.
A la hora de enfrentarse a un problema sexual y de obesidad, el tratamiento médico que ofrecen los expertos suele ser multidisciplinar. "Por un lado se busca bajar de peso, se puede suministrar medicación para mejorar las relaciones sexuales y también se trata psicológicamente. Es importante dejar claro que sí, que es posible mejorar la salud sexual a los 45 y con obesidad”, añade el médico.
Dentro de este tratamiento, la mejora de la autoaceptación es clave para disfrutar más del sexo. Desde la terapia sexual se puede dar una entidad nueva al placer y abrir nuevas perspectivas y vivencias para favorecer la expresión emocional y sensual de la persona, así como para el ajuste de la pareja en una dinámica de juegos y gozos satisfactorias para ambos teniendo en cuenta las limitaciones logísticas de los cuerpos”, concluye Raúl Padilla.