Los mayores de 60 disfrutan más. No lo decimos nosotros, sino un estudio de Lelo que revela que el 44% de los españoles de esta edad gozan más en la cama que cuando eran jóvenes y que, además, casi la mitad lo vive con más tranquilidad. Precisamente por este último dato, hablamos con un sexólogo del 'slow sex', la tendencia sexual que consiste en prolongar la relación el máximo posible para mejorar nuestra condición física y multiplicar nuestro bienestar emocional.
"El 'slow sex' consiste en practicar sexo sin prisas, sin urgencia, como si tuviéramos el resto de nuestra vida para dedicárnoslo. Es como salir a dar un paseo por un parque. Esto es lo mismo pero en la cama, disfrutar de cada momento, desde los besos hasta los abrazos o caricias. Es el mindfulness del sexo", explica Raúl Padilla, terapeuta sexual y de pareja.
Ahora que tus hijos ya no están en casa, deja de lado esas relaciones apresuradas y silenciosas para disfrutar del sexo de forma mucho más relajada y consciente. El 'slow sex' propone, por lo tanto, vivir el sexo se forma integral, sin buscar únicamente la penetración y disfrutando de cada fase del coito. Una versión del sexo tántrico, pero sin necesidad de la práctica y la técnica que este requiere. El 'slow sex' consiste en pasar de lo puramente físico a lo químico, ya que permite encontrar placer en cualquier momento de la relación y no solo en el orgasmo.
Tras los primeros años de relación, en los que la excitación es casi instantánea y los preliminares son prácticamente innecesarios, la rutina y el paso del tiempo, complican la ecuación. Pero esta técnica se centra precisamente en eso. En disfrutar del proceso pero controlando la excitación para no llegar al clímax antes de lo esperado.
"Con esta técnica se consigue que la fase de deseo sea más extensa, que la excitación se prolongue y haya una base mucho más amplia que en el 'aquí te pillo, aquí te mato'. En el sexo rápido se produce una explosión de energía instantánea, en el 'slow sex' se acumula la energía y cuando se libera es más placentera", asevera Padilla. Es decir, que el 'slow sex' es, sobre todo, una cuestión de actitud, no una práctica gimnástica. "Es una forma de entender la relación distinta y disfrutona”, asegura el terapeuta.
A partir de los 50, y cuando estamos hablando de sexo heterosexual, esta práctica es beneficiosa. De hecho, y con otro nombre, se utiliza en las terapias de pareja para mejorar las relaciones sexuales para retomar el placer y el disfrute. "En el caso de las mujeres, el ‘slow sex’ ayuda a una mejor lubricación, que en fase posmenopáusica es más complicado. Prepara mejor la vagina para la relación coital y para que esta sea más placentera, es mucho más excitante", apunta el experto. "En hombres, es bueno para redescubrir la sexualidad más allá de la genitalidad. Además, proporciona al cuerpo más tiempo de reacción y le enseña a disfrutar de sensaciones desconocidas. Es una forma de apertura", añade.
Además, aparte de los beneficios que el sexo tiene para la salud como vasodilatador y cardiosaludable, "el 'slow sex' mejora el aspecto relacional entre la pareja. La complicidad y la compañía se disparan y se consigue un aumento de los niveles de serotonina y oxitocina, por lo que nos hace ser más felices”, concluye Padilla.