A pesar de que no es nuestra faceta más popular, ni siquiera dentro de nuestras fronteras, lo cierto es que España es una tierra rica en metales, algo que siglos atrás los romanos constataron haciendo sus propias excavaciones hace 2.000 años. Solo en Asturias se estima que hay más de 480 yacimientos de oro, allí se encuentra la mina más grande de España, incluso algunos calculan que también es la más grande de Europa, en Tapia de Casariego, una localidad bañada en sus costas por el mar cantábrico.
Durante la época en la que los romanos vivieron en la zona, la Médulas en León fue la mina más explotada, aunque también trabajaron, y mucho, en las de Salave, en Tapia, donde la movilización del terreno hizo que cambiaran parte del terreno después de extraer alrededor de 7.000 kilos de oro, siendo así el origen de las Lagunas de Salave.
Desde el siglo pasado se ha intentado explotar la mina en varias ocasiones, ya que se estima que allí hay alrededor de 300 toneladas de oro, convirtiéndola así en la mina sin explotar más grande de Europa sin contar con el territorio ruso.
La mina no se explota no por falta de interés de empresas, sino porque de extraer el oro de ella supondría un grave impacto ambiental a la zona, por eso las organizaciones medioambientales están en contra de comenzar las excavaciones, pero no están solos en eso. Gran parte de los vecinos de la zona tampoco quieren que esto se produzca no solo por el deterioro ambiental o de su calidad de vida, sino que muchos de ellos podrían llegar a ser expropiados de sus viviendas de darse el visto bueno a la explotación de la mina.
Sin embargo, el ojo minero sigue puesto en Tapia de Casariego y la mina de Salave, a la que muchos no están dispuestos a renunciar a los 300.000 kilos de oro que hay bajo esas tierras, es decir, miles de millones de euros demasiado jugosos para las empresas mineras que ven un negocio en la zona.