Se llama 'Cielo e infierno' y se ubica en los Dolomitas, el macizo montañoso situado en la zona del Tirol italiano. Por si no fueran atractivos suficientes, ofrece un concepto distinto de spa: nada más y nada menos que desafiar la ley de la gravedad.
El estudio de arquitectura Noa Network construyó para este mismo complejo hotelero de lujo en Olang, el hotel Hubertus, la piscina que hace años sirvió de inspiración al nuevo espacio que debía alojar la oferta wellness del hotel. El paisaje reflejado en la superficie del agua fue el punto de partida para un nuevo concepto que relaciona el horizonte u la perspectiva. ¿El resultado del proyecto? Cabañas suspendidas del revés a 15 metros sobre el suelo.
El nuevo complejo de cabañas se ubica en el lado sureste de la fachada del edificio principal, en una posición simétrica a la piscina. Al igual que esta, también está separada del edificio principal por plataforma elevada 15 metros sobre el suelo y sostenida por dos pilares revestidos de madera mezclándose con los árboles que rodean el impresionante espacio.
El acceso se realiza a través de una pasarela suspendida que conecta con este espacio orientado a la relajación, con capacidad para 27 personas. La plataforma se compone de varias estructuras más pequeñas que simulan cabañas con tejados a dos aguas en dos niveles. En el inferior, la línea del horizonte ha dado un giro de 180º, de modo que las cabañas parecen estar suspendidas boca abajo.
En la planta superior se encuentran dos baños de hidromasaje, dos duchas panorámicas y los vestuarios, mientras que la planta baja aloja la sauna finlandesa, cabinas de ducha y otra piscina exterior desde donde la mirada abarca todo el paisaje circundante de los Dolomitas.
A medida que se desciende, la temperatura sube y el ambiente se vuelve más íntimo y protegido, como si se llegara “al centro de la Tierra", explican los arquitectos, lo que precisamente ha dado origen al proyecto.
La decisión de optar por los tejados invertidos obedece a razones “formales y funcionales”, explican los arquitectos. Por una parte, han querido reprroducir la arquitectura de un pueblo de montaña. Por otra, la cubierta invertida aloja el sistema de depuración de agua, tanto de la piscina como de la sauna.
Por último, la ubicación de las cabañas y la orientación de los techos permiten obtener vistas de 360° del paisaje al tiempo que permite situar a los huéspedes literalmente entre el cielo y la tierra.