Más que la de Pisa: la otra torre inclinada de Italia, en peligro de derrumbe
La Torre Garisenda, en Bolonia, está en riesgo de derrumbe tras detectar problemas en su base
Es, más allá de Pisa, otra de las torres inclinadas que existen en Italia
Junto a ella está la de Asinella, más alta y también inclinada, aunque no corre peligro
Uno de los monumentos más famosos de toda Italia es la Torre de Pisa, ese edificio inclinado que es uno de los grandes reclamos turísticos del país y que cada día recibe a cientos de personas para hacerse la famosa foto haciendo que sostienen la torre. Pero no es la única torre inclinada que hay en Italia. La otra es la Torre Garisenda, que data del siglo XII y que hace un mes fue clausurada por el temor a que colapse y pueda derrumbarse.
En riesgo de derrumbe
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La torre, situada en Bolonia, tiene 47 metros de altura y se inclina en un ángulo de cuatro grados. Tras monitorearla detectaron un cambio en la dirección de la inclinación, lo que los llevó a calificar de “muy crítica” la situación del edificio. No es la primera vez que detectan problemas en la torre, pues en octubre ya la cerraron porque los sensores detectaron cambios en su inclinación, llegando a la conclusión de que era por el deterioro de los materiales que componen su base.
Plan de seguridad
Debido a ello, el ayuntamiento ya ha comenzado un plan de protección para preservar la estructura de la Torre Garisenda y que sea segura. Se trata de un plan de restauración que costará unos 20 millones de euros y que se alargará durante una década, más o menos el mismo tiempo que llevó la de la Torre de Pisa.
La fase inicial tendrá como objetivo mantener la seguridad de la zona construyendo una estructura de seis metros para contener la parte baja de la torre y así poder asegurar tanto la base como el perímetro, conteniendo los escombros en caso de que haya un derrumbe para proteger a los edificios y las personas de alrededor, sobre todo las que viven y trabajan por la zona.
Asinella, la otra torre de Bolonia
Tanto la Torre Garisenda como la de Asinella, la otra torre de la ciudad con 97 metros de altura con cierta inclinación que no preocupa a los expertos, se construyeron a principios del siglo XII y llevan los nombres de dos familias rivales que financiaron la construcción de cada una de ellas para demostrar su poder en la ciudad. La de Garisenda iba a medir en un inicio 60 metros, pero desde el principio comenzó a inclinarse, un problema que sigue arrastrando hasta la actualidad.