Existen muchas formas de viajar. Alojarse en uno de los 950 monasterios o conventos de clausura que hay en nuestro país es uno de los caminos menos comunes, pero no por ello menos atractivos. Pasar de los lugares que uno 'no se puede perder' quizá no esté en el mapa de deseos de todo el mundo. Sin embargo, disfrutar de la tranquilidad de la rutina tiene algo aventurero en una vida dominada por las prisas. Si estás pensando en cómo pasar la Semana Santa, estos cinco destinos pueden encajarte.
"Aquí tienes tu casa, y no es una forma de hablar". Así recibe al viajero la web del monasterio de Nuestra Señora de la Caridad. Este monasterio, situado en la localidad navarra de Tulebras, pertenece al Císter, una orden religiosa contemplativa cuyos orígenes se remontan a 1098. Siguen la Regla de San Benito ('Ora et labora') y se caracterizan por dividir su tiempo entre el trabajo y la oración. La abadía se fundó en 1147 y fue la primera orden cisterciense femenina de España.
En su web, la hospedería propone unos días de calma y quietud con las comodidades del mundo moderno: habitaciones sencillas, pero muy cómodas, wifi, zonas de reuniones y un entorno, junto al río Queiles, en el que puede hacerse senderismo o pasear por apacibles paisajes de olivos. La hospedería funciona como cualquier hotel con una diferencia en cuanto a horarios, menos flexibles que en un hotel. El desayuno se sirve a las 9 de la mañana, el almuerzo a las 2 de la tarde y la cena a las 8 de la tarde. Siempre en régimen de pensión completa, el coste diario es de 45 euros en habitación individual y 85, para las dobles.
Este convento es uno de los últimos en incorporarse al turismo espiritual. Santa María de Jesús acaba de comenzar a hospedar a turistas en los cuatro apartamentos turísticos que han sido reformados por las mismas monjas y que comenzarán a publicitarse en airbnb. Están gestionados por Javier Bernal y Luis Bidón, dos socios, que llegaron a las hermanas a través de un conocido que vio al anuncio de alquiler. Tras unos meses de negociaciones, los socios han firmado la explotación de los apartamentos durante un año.
Semana Santa puede ser una opción perfecta para alojarse en estos apartamentos, ubicados en pleno centro de Sevilla.
Santo Domingo de Silos es otro de los espacios donde disfrutar del silencio. El conjunto está compuesto de dos monasterios yuxtapuestos en torno a dos claustros, la iglesia y la zona de las celdas. También cuenta con una impresionante botica del siglo XVIII y una biblioteca con más de 160.000 títulos. Por si no bastara, el claustro del Monasterio de Santo Domingo de Silos es una de las obras maestras del románico español.
Tan solo los hombres pueden alojarse en este monasterio, perteneciente a la orden de los dominicos, grandes maestros en las cátedras de teología, filosofía, arte y sagrada escritura. Los huéspedes podrán decidir asistir o no a la oración, aunque sí que deberán cumplir con los horarios de comedor, respetar el clima espiritual de la comunidad y no estar más de ocho días alojado. Como colofón, tendrán la oportunidad de presenciar los oficios en canto gregoriano.
Fundado en 1680 por la Venerable Ángela María de la Concepción en El Toboso, mundialmente famoso por su vinculación al Quijote, este convento de monjas de la orden trinitaria -la ONG del Siglo de Oro español- acoge una hospedería mixta con habitaciones dobles e individuales.
Por algo más de 40 euros al día, los visitantes podrán disfrutar de una estancia en pensión completa. Dispone de sala de reuniones, por los que es posible celebrar reuniones de grupo. Además de disfrutar del silencio y del ambiente apacible del convento, El Toboso ofrece una amplia oferta cultural, entre las que destaca La casa de Dulcinea o el Museo de Don Quijote, donde hay reproducciones de la obra de Cervantes provenientes de todo el planeta.
Si te interesa tener una experiencia de vida sencilla en armonía con uno mismo y con lo que nos rodea, el monasterio de Santa María de Huerta ofrece esta posibilidad a través de dos maneras. En la primera se trata de vivir como los monjes. No se pide aportación económica, pero sí participar de las actividades monacales y de la oración. Esta opción está reservada solo para hombres de hasta 55 años.
La segunda opción es acudir a la hospedería monástica. No es un hotel, pero da un servicio adecuado para que el huésped pueda alcanzar paz y tranquilidad. Dispone de 17 habitaciones con baño propio. La estancia máxima (salvo excepciones), será de ocho noches y mínimo de dos, todo ello por 40 euros por persona y noche.