“¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo? Las risas que nos hacíamos antes todos juntos. Hoy no queda casi nadie de los de antes. Y los que hay, han cambiado. Han cambiado, sí”, imposible leer estos versos sin que se nos venga a la cabeza la mítica canción de Celtas Cortos “20 de abril”. Una canción que lleva con nosotros desde 1991 y que suene donde suene siempre hay alguien que la tararea, mueve el pie o la baila. Toda una seña de identidad del grupo que marcó un antes y un después en la música española.
La canción que da nombre al disco y lleva por título “20 de abril”, es una de las más conocidas del grupo, compuesta por Jesús Cifuentes, que se asemeja a una carta dirigida a una vieja amiga, en la que comparte la nostalgia de los buenos momentos vividos con ella y un grupo de amigos cuando eran jóvenes.
Aunque pueda parecer una vivencia de cualquiera, lo cierto es que la letra es ficticia y no responde a una historia real de ninguno de los componentes del grupo, no obstante, sí hay una parte real: la cabaña del Turmo.
Se trata de un refugio que se ubica en Benasque, en Huesca, en pleno Valle de Estós. El lugar se convirtió, desde que la canción vio la luz, en el centro neurálgico de todos aquellos seguidores tanto de Celtas Cortos como del rock español.
Lugar de refugio para los pastores que cuidan el ganado en el valle de Estós (Benasque) y cobijo para montañeros y cazadores, la Cabaña del Turmo se ubica en el Parque Natural Posets-Maladeta del Pirineo aragonés. Se trata de un lugar casi de culto que recibe centenares de visitas. Hasta 2017, año en el que se rehabilitó, no tenía ni agua ni luz. Hasta que se decidió restaurar, el uso de la cabaña se hacía sobre todo en la época estival, ya que los pastores tenían un lugar perfecto para refugiarse mientras los animales pastaban en alta montaña.
Se realizó una campaña de micromecenazgo que posibilitó que tuviese agua caliente, electricidad e internet. No se modificó su aspecto exterior, pero sí se instaló luz (con placas fotovoltaicas) y agua, una pequeña cocina, nevera o un termo. Hay un cercado de piedra para recoger a los animales cuando se cambian de valle o para mantener a aquellos que deben estar aislados al caer enfermos o por otras razones. De hecho, el grupo volvió hace cuatro años al lugar para rememorar la mítica canción grabando un videoclip de ese "20 de abril" de 1991.
La cabaña se encuentra en mitad de la montaña, rodeada de picos de unos 2.000 metros de altura en el valle de Estós y para llegar hasta ella se puede hacer una encantadora ruta por el Pirineo aragonés sin demasiada dificultad, pero con algo de desnivel y una duración de tres horas de ida y otras tres de vuelta.
A través de esta ruta se puede conocer el valle de Estós, las gorgas de los Galantes y acabar en la Cabaña del Turmo, para ver este icónico refugio. Empieza en el parking del valle de Estós con una ruta lineal en la que hay diferentes paradas como el embalse o la cabaña de Santa Ana. Es una ruta sin dificultad en la que tan solo habrá que seguir la señalización del valle de Estós para llegar.
Las gorgas de los Galantes es uno de los barrancos más impresionantes del Pirineo, con un paisaje que se puede admirar desde un mirador interior u otro exterior. Continuando la ruta se llega a la Cabaña del Turmo, lugar frecuentado que con casi total seguridad estará lleno de turistas buscando inmortalizar el momento. El final de la ruta es el refugio de Estós.