La aldea que parece Petra pero está en España

La ciudad de Petra, en Jordania, es una de las siete maravillas del mundo moderno, uno de esos destinos que todo el mundo está de acuerdo en que hay que visitar al menos una vez en la vida. La denominada 'ciudad perdida' fue excavada y tallada en roca formando un conjunto monumental único que deja sin aliento a todo aquel que la contempla por primera vez, y eso que solo se muestra a los turistas el 20% de la ciudad floreciente que llegó a ser en su época.

Obviamente, no todo el mundo puede permitirse un viaje a la otra punta del mundo, pero a veces podemos encontrar auténticas maravillas sin necesidad de salir de nuestras fronteras. De hecho, a tan solo una hora de Madrid, en la provincia de Guadalajara, podemos disfrutar de una especie de Petra en miniatura, una aldea construida en roca kárstica que sorprende con sus arcos, sus balaustradas y sus escaleras.

La obra de un solo hombre

Nos referimos a Cívica, una aldea del municipio de Brihuega, excavada en roca formando un laberinto de arcos, puertas y escaleras. Lo más curioso es que semejante conjunto arquitectónico es obra de un solo hombre. Sucedió a mediados del siglo XX, cuando Aurelio Pérez, sacerdote de profesión, heredó el terreno y comenzó a construir una suerte de ciudad en miniatura en el interior de la roca.

A medio camino entre Brihuega y Masegosa, en la comarca de la Alcarria, Cívica recuerda lo suficiente a las asombrosas construcciones de Jordania como para haberse ganado el sobrenombre de la Pequeña Petra, salvando las enormes distancias, claro. Camilo José Cela la describió como una de esas aldeas “solemnes, miserables, casi vacías, llenas de escaleras y balaustradas, colgadas de las rocas y también horadadas en la roca”.

Aquí no hay siglos de historia, ni un pasado enterrado entre capas y capas de arena y roca, ni han pasado por ella numerosas civilizaciones, pero sí brota algo que parece transportar al turista muy lejos de Castilla-La Mancha. Eso sí, dado que se trata de una propiedad privada es necesario contratar los servicios de un guía por un simbólico precio de dos euros.

La magia de los campos de lavanda

Muy cerca de esta aldea con solo 14 habitantes está Brihuega, que en verano maravilla por los impresionantes campos de lavanda que visten la tierra de flores y un aroma embriagador. La villa está repleta de construcciones medievales que merece la pena visitar. En la Plaza del Coso se halla la entrada a unas cuevas árabes construidas aproximadamente en el siglo X, que serían como escapatoria ante los ataques enemigos.

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