Si por algo se caracteriza España dentro y fuera de sus fronteras es por su cultura, su gastronomía y sus paisajes. La variedad de entornos que existen en nuestro país lo convierte en el ideal para cualquier viajero que desee una ciudad cosmopolita, una playa desierta, un bosque por descubrir o una isla donde perderse. De islas precisamente hay que parar a hablar, pues España cuenta con dos archipiélagos espectaculares: el canario y el balear, además de otras muchas pequeñas islas repartidas por sus costas. Todas son únicas y con un encanto propio que las hace especiales, aún así, hemos hecho la difícil tarea de seleccionar las más bonitas para ayudarte en tu próxima escapada de fin de semana.
Probablemente sea la isla más paradisiaca de todo el archipiélago balear, al sur de Ibiza. Su mayor atractivo siempre han sido esas largas playas de arena blanca y aguas cristalinas más propias del caribe pero que se encuentran en las costas españolas y que son ideales para darse un buen chapuzón o tostarse al sol. Pero Formentera es mucho más que playa, con unos paisajes dignos de postal desde muchos puntos, como el Faro de la Mola, el lugar más alto de toda la isla ante un imponente acantilado desde donde ver amanecer o atardecer es un plan del que nadie se arrepiente.
La isla de los volcanes es probablemente el lugar de la Tierra más semejante al paisaje de la Luna o de Marte gracias al Parque Nacional de Timanfaya, una auténtica joya natural. Sus playas y paisajes enamoran a cualquier visitante, que no duda en admirarla desde los centros turísticos que el artista César Manrique, local de la isla, diseñó para sacar todo el partido a la belleza isleña, como el Mirador del Río, situado en el acantilado de Famara y desde donde se puede admirar el Archipiélago Chinijo o las Salinas del Río, en la costa del acantilado que separa Lanzarote de La Graciosa. Por no hablar de los vinos de La Geria, donde los viñedos se cultivan de una forma muy peculiar.
Galicia cuenta con su propio paraíso a unos pocos kilómetros de su costa. Las Islas Cíes bien podrían ser un archipiélago más del Caribe, pero lo cierto que se encuentran en pleno océano Atlántico y ojo, que su visita debe planearse con mucha antelación. Este pequeño archipiélago cuenta con un límite diario de visitantes, así como para el alojamiento en el camping, y es necesario pedir un permiso con antelación si se quiere poner un pie sobre ellas. Sus montañas verdes contrastan con el blanco de su arena y sus aguas cristalinas que convierten a estas islas en unas de las más bellas de toda la geografía española.
Si Mallorca e Ibiza pueden resultar en ocasiones algo agitadas por la aglomeración de turistas que quieren disfrutar de sus playas y paisajes, Menorca puede ser una opción más tranquila sin perder la vida necesaria. Sus playas, como en el resto de las Baleares, son simplemente espectaculares, aunque si quieres descubrirla de una forma distinta y ver todos sus encantos en primera persona el submarinismo, los senderos, las excursiones marítimas o la observación de aves son algunas actividades geniales para salir de la rutina y conocer otra faceta de Menorca.
La conocida como isla del meridiano es la más pequeña y aislada de todo el archipiélago canario, donde las costumbres y las tradiciones siguen presentes y no existen grandes urbes, por lo que la tranquilidad reina en la isla los 365 días del año. Su paisaje montañoso se combina a la perfección con el volcánico de parte de la costa que contrasta con el azul del mar y con las espectaculares piscinas naturales que facilitan el baño. El árbol Garoé es una visita prácticamente obligatoria, pues es el árbol sagrado para los isleños debido a que antaño recogía con sus hojas el agua para abastecer a la población. Sin duda, la isla no dejará indiferente a nadie si lo que quiere es tranquilidad y un entorno completamente distinto.