"A orillas del río Piedra me senté y lloré. Cuenta una leyenda que todo lo que cae en las aguas de este río -las hojas, los insectos, las plumas de las aves- se transforma en las piedras de su lecho. Ah, si pudiera arrancarme el corazón del pecho y tirarlo a la corriente; así no habría más dolor, ni nostalgia, ni recuerdos". Son palabras de Paulo Coelho en 'A orillas del río Piedra me senté y lloré' (Booket), libro inspirado en los parajes de este río, ubicado en la zona de Calatayud.
En ese entorno se erige el Monasterio de Piedra, un complejo turístico asentado sobre una fortaleza de defensa musulmana conocida como el Castillo de Piedra Vieja. A finales del siglo XII, el rey Alfonso II de Aragón cedió las instalaciones a la Orden del Císter de Santa María de Poblet el fin de que allí se estableciese un monasterio cisterciense.
Entre 1195 y 1218, doce monjes y un abad venidos de Tarragona impulsaron la construcción de los edificios, a medio camino del Románico y el Gótico. La arquitectura es sobria, sencilla y austera. Ocho siglos más tarde, la magia de los fundadores sigue allí tamizada por el paso de los nuevos viajeros. El Monasterio de Piedra fue un destino muy visitado desde los años 70.
Ahora, el complejo ofrece una propuesta renovada, en la que sigue pesando la naturaleza del paisaje, junto a nuevos servicios. Pero el Monasterio no ha dejado de lado lo que le hizo famoso en su día: la naturaleza imponente, la paz del silencio rota por el sonido del agua, la energía poderosa y austera que ya fascinó a los monjes del Císter. Hablamos con José Pont, director general del Monasterio de Piedra.
El Monasterio de Piedra ha sido un destino clásico, muy conocido entre los que ya tenemos más de 50. ¿Cómo ha cambiado en estos años?
La esencia del Parque-Jardín Histórico del Monasterio de Piedra, sigue siendo la misma: recorrido a través de la naturaleza y del agua. Las cascadas, grutas, flora y, en menor medida, fauna siguen siendo los atractivos principales en la visita al Monasterio. Con el paso del tiempo, particularmente en los últimos años, se ha mejorado mucho la información en el recorrido. Esta información, mediante carteles, hace referencia a esos aspectos relevantes precisamente, flora, fauna y geología. Asimismo, se ha incorporado información descargable digitalmente, relativa a los recorridos disponibles de los exteriores del Parque, del propio Parque y del Monasterio (antiguo Claustro, dependencias e Iglesia). En cuanto al hotel, ha ido evolucionando para adaptarse a las exigencias de confort actuales, tanto en servicios de alojamiento como en gastronomía.
¿Qué pide el viajero de hoy? ¿Cómo os habéis adaptado a las demandas actuales?
El viajero sigue pidiendo el contacto con la naturaleza y recaba más información sobre la misma. Por eso, ofrecemos más información durante el recorrido.
¿Qué hace singular este destino?
Precisamente la abundancia de esa naturaleza, combinada con la historia del lugar, que ya cuenta con 800 años, y el Arte, que sigue estando presente en las dependencias monacales. Es un caso único con esa combinación, dentro del mundo cisterciense en particular o lugares de esparcimiento, en general. Esta singularidad ha hecho que tengamos el reconocimiento como Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, y Jardín Histórico, por otra parte.
Comienza una nueva temporada alta, ya a pleno rendimiento después de la pandemia. ¿Os ha influido en vuestra oferta?
Confiamos en que 2022 sea el año de la recuperación definitiva post-pandemia, manteniendo nuestra oferta tradicional. Tenemos la ventaja de que, en cuanto al parque, nuestra oferta es de exteriores, por lo que los protocolos Covid prácticamente han dejado de ser aplicables.
¿Los protocolos anti-covid siguen siendo importantes?
Seguimos manteniendo protocolos de limpieza y salvaguarda personal, adaptándolos periódicamente a la evolución de la situación sanitaria.
¿Cuál es la oferta estrella de esta temporada?
No podemos compararnos con un parque de atracciones que renueva sus atracciones periódicamente. Sin embargo, podemos mencionar como singular el nuevo recorrido por el Lago del Espejo, por el que se atraviesa un túnel de reciente construcción.
¿Qué importancia tienen el turismo de salud?
En cuanto al destino de salud, aunque no somos un balneario, sí que ofrecemos a nuestros clientes una oferta de SPA con una amplia oferta de tratamientos y acceso a zona de aguas. Todo ello, en un marco incomparable como son las bóvedas medievales bajo las que tenemos las instalaciones del SPA.
Pensando en los uppers, los mayores de 50 informados, con ganas de cuidarse, de viajar, de vivir... ¿Cómo les animarías a visitar el Monasterio?
Les recomendaría vivir la experiencia completa en nuestro Hotel Monasterio de Piedra & Spa, un espacio histórico con todas las comodidades del siglo XXI en el que poder disfrutar, en primera persona, del arte y la naturaleza incomparables de este lugar. El hotel (con categoría de Hotel Monumento) se ubica en un edificio señorial cargado de historia y lleno de curiosidades. Lo primero que recibe a los huéspedes es una escalera monumental con bóveda de crucería, es aquí donde se sitúa la recepción y es el punto de partida para vivir una estancia inigualable. Cualquiera que sea la opción de viaje, solos o en compañía, por ejemplo, si vienen con nietos, su emplazamiento junto al Parque Jardín Histórico es una opción ideal para poder pasear y estar en contacto con la naturaleza.
Para terminar, en todos los viajes es importante deleitarse con la gastronomía de cercanía para descubrir los sabores más tradicionales de la zona como las borrajas, el ternasco de Aragón o el jamón de Teruel.
¿Puedes anticipar alguno de vuestros nuevos proyectos?
En nuestro recinto contamos con la que fue la piscifactoría más antigua de España, datada en 1867. Estamos trabajando en un proyecto para ampliar el recorrido del Parque hacia lo que fueron sus instalaciones, así como reformar éstas, actualizándolas para recuperar la actividad de piscicultura, de manera artesanal, y que nuestros visitantes puedan disfrutar de ello.