El asiento central del avión A muy pocos les gusta ir en medio de dos personas que no conocemos de nada, a no ser que vayamos bien acompañados, un poco como lo que ocurre con el asiento central de los asientos traseros del coche. Sea un avión con dos o tres asientos por fila, esos reposabrazos centrales son algo así como una disputa en silencio por saber a qué brazo pertenece. Saber de quién es puede ayudar a evitar momentos incómodos en futuros vuelos con otros pasajeros que quizá no están respetando la norma general sin saberlo y van más cómodos de lo que deberían. ¿De quién es entonces ese reposabrazos central?
Seguro que más de una vez, sentado en cualquiera de los asientos de la fila del avión, se te ha rozado tu brazo con el de la persona de al lado en el reposabrazos central y, o bien decides dejarlo porque consideras que te pertenece, o bien lo retiras para no molestar al otro pasajero. En un podcast dedicado al mundo de la aviación, los presentadores han tenido con ellos a un azafato de vuelo que ha despejado esta incógnita.
El azafato explicó que esto se había estudiado en Reino Unido, pero que todo era una cuestión de sentido común. Teniendo en cuenta una fila con tres asientos, en ella habrá un total de cuatro reposabrazos, dos de ellos en los extremos que pertenecen exclusivamente a los pasajeros de los laterales. Por tanto, los reposabrazos interiores pertenecen al pasajero que va sentado en el asiento de en medio del avión. Otra cosa es si la fila es de dos asientos, ahí ambos pasajeros tienen su reposabrazos lateral, pero el central no tiene dueño como tal entre los dos.
En un artículo la BBC también se preguntaban sobre esta cuestión y tanto expertos en protocolo como azafatas y azafatos coinciden en la opinión anteriormente expuesta, aunque una de las azafatas consultadas por el medio británico tenía una visión algo diferente. "Creo que deben compartirlos, para que cada persona pueda usarlos en diferentes momentos durante el vuelo. A lo mejor la persona al lado es más alta o más grande, así que es un gesto de buena voluntad permitirles que sean ellos quienes los utilicen", comentaba esa azafata de vuelo.
También se habla de la fase de negociación, que incluso puede darse sin hablar. Ese momento en el que, aunque dos personas coinciden con sus brazos en el reposabrazos, uno utiliza una parte, la trasera, por ejemplo, y el otro pasajero se queda con la delantera. Desde luego el asiento central, si no viajas junto a familiares o amigos, no es el mejor porque puedes verte arrinconado, pero sabiendo que te pertenecen esos reposabrazos, la próxima vez que te toque sentarte ahí lo verás con otros ojos.