"He atravesado a nado el Estrecho a los 60. Y no soy profesional"
La lista de espera es de tres años
Cuesta 3.600 euros y pueden ir hasta cuatro personas
La travesía tiene entre 15 y 22 kilómetros, según las corrientes
¿Por qué va a querer alguien nadar más de 16 kilómetros, atravesando un canal barrido por fuertes corrientes, en medio de la ruta marítima más transitada del mundo, con calderones, delfines, medusas y todo tipo de bichos pululando, y además, gastándose una pasta? Tomás lo tiene claro: "Aquello cambio mi vida. Yo descubrí que podía conseguir cosas que hasta que no lo haces por primera vez, no te lo imaginas", explica a Uppers Tomás Muruzábal, que afrontó el reto de su vida a los 60 años.
El reto
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Tomás no es un profesional de la natación. "Atravesar el estrecho de Gibraltar a nado era un sueño para mí. Unir dos continentes, llegar a África nadando", recuerda. Nunca había nadado una distancia parecida en circunstancias tan difíciles.
El Estrecho es todo menos tranquilo. Si se da bien, son 16 kilómetros atravesando la autopista marítima más transitada del mundo, barrido por fuertes corrientes que pueden alejarte de tu destino varios kilómetros a poco que te descuides.
"No todos pueden hacerlo. Suelen pasar menos de 150 personas al año y viene gente de todo el mundo. Se trata de una de las siete grandes travesías en canales de aguas abiertas del planeta. Si no nadas más de tres kilómetros a la hora varias horas seguidas, ni lo intentes. Tendremos que recogerte. El Mediterráneo te succionaría como un embudo y a saber dónde terminas", cuenta Laura Gutiérrez, presidenta de ACNEG, la Asociación que organiza desde hace más de 20 años el paso a nado del Estrecho.
Entonces ¿por qué asumir esos riesgos? "Yo creo que a cualquier edad el motor para seguir vivo es plantearte retos, te dan gasolina para seguir haciendo cosas".
Una ilusión compartida
La propuesta de atravesar el Estrecho cuaja entre los compañeros del club de Natación Chamartín de Madrid, y ocho se apuntan a la aventura. La idea se convierte en un reto compartido. Tomás nadaba por afición hasta los 49 años, pero pasar de hacerse unos largos a nadar 20 kilómetros a la semana no es fácil. Durante varios meses entrenan en piscinas y en aguas costeras. "Plantearte el reto y conseguirlo es muy bonito, pero el proceso, el tiempo y la ilusión compartida con los compañeros hasta lograrlo, es tan bonito o más que el reto en sí", explica Tomás.
La travesía
Sólo se puede atravesar el Estrecho a nado a través de las entidades autorizadas para ello como ACNEG. Ellos se encargan de dar soporte a los nadadores, de tramitar el papeleo en España y en Marruecos y de acompañarte en la travesía con una zodiac y un barco nodriza. Además conocen bien las condiciones del mar, buscan las corrientes más favorables y te recogen si la cosa se pone fea. Hay que solicitar fecha y ellos gestionan tu petición. Los precios rondan los 3.600 euros por travesía, y pueden ir cuatro personas, con lo que saldría por 900 euros por persona.
La travesía más habitual parte de la isla de Tarifa y va a los alrededores de punta Cires, en Marruecos, tras nadar entre 15 y 22 kilómetros, según donde te lleven las corrientes del estrecho. Se nada en grupos de hasta 4 personas que no se pueden separar más de 40 metros, y vas acompañado por una zodiac de la organización. Puedes parar para avituallarte, pero no está permitido agarrarse a la zodiac, y hay que darse prisa, en pocos minutos las corrientes pueden alejarte varios kilómetros de tu ruta.
La experiencia
Tomás y sus amigos completaron la travesía en algo menos de 4 horas. "Fue una experiencia preciosa. No sé si fue por la adrenalina o qué, pero se me hizo más corta que otras más fáciles, y eso que los dos últimos kilómetros tuvimos que apretar, porque había corriente en contra", explica.
El buen recuerdo dejado por ese primer reto le ha llevado a plantearse otro. "Quiero repetir ahora que cumplo 65 años, ya he hecho la solicitud." Pero tendrá que esperar. Marruecos lleva dos años con los puertos cerrados y hay una lista de espera de tres años.
"Bueno, si no es a los 65 será a los 67. Cuando volvía en barco desde Marruecos a Tarifa no me creía que hubiera nadado todo eso. No se terminaba nunca. Me di cuenta de que si te lo propones, puedes hacer cualquier cosa", concluye Tomás.