La crisis del coronavirus ha dado un vuelco a nuestro día a día, y uno de los sitios donde más se nota es en los aeropuertos, vacíos de pasajeros y llenos de aviones varados. Con multitud de limitaciones fronterizas para volar y un mercado turístico herido gravemente, algunas compañías aéreas están tirando de ingenio para reducir el impacto de la covid-19 en sus cuentas de ingresos. ¿Cómo lo hacen? Con viajes a ninguna parte.
Un avión que no está en el aire, pierde dinero. Bajo esta máxima, numerosas aerolíneas como Qantas, Singapore Airlines, All Nippon Airways, Starlux Airlines o EVA Air están lanzando ofertas muy especiales para aquellas personas que echen de menos todo el ajetreo de coger un avión, desde el momento en el que se compra el billete hasta el proceso de facturación, embarque, instrucciones de seguridad y, sobre todo, la dosis de adrenalina al despegar y aterrizar.
Sin embargo, estos vuelos van a ninguna parte. O, mejor dicho, el aeropuerto de origen y destino es el mismo. Lo que cuenta es pasar el rato y, de paso, ver el paisaje desde un punto de vista que muy pocas veces se puede disfrutar.
Así, por ejemplo, la compañía Qantas ha sacado una oferta de un vuelo que el 10 de octubre sobrevolará partes míticas de Australia como el monolito rojo de Uluru o la Gran Barrera de Arrecifes. Con un precio de los billetes entre 570 y 2750 euros, estos duraron tan solo 10 minutos en las plataformas de venta. También se lanzarán más ofertas para sobrevolar la Antártida en trayectos de 12 horas con origen y destino Sidney.
La japonesa All Nippon Airways fue la primera que comenzó con este tipo de vuelos cuando llenó un A380 para hacer un vuelo de 90 minutos por las costas japonesas. La taiwanesa Starlux Airlines hizo lo propio para visitar desde el aire las Islas Pratas y EVA Air también lleno otro vuelo para ver la ciudad de Taiwán desde el aire así como las islas de Ryukyu. En Brunéi, Royal Brunei está vendiendo billetes para sobrevolar bosques tropicales de esta zona asiática en vuelos de 85 minutos.
En circunstancias normales, las compañías aéreas tienen que organizar sus vuelos en función de los llamados 'slots', huecos que les otorga la autoridad reguladora para que determinado avión opere en determinado aeropuerto. De este modo, se garantizaba la máxima eficiencia de las instalaciones y que el avión está el mínimo tiempo posible en tierra. Además, la aerolínea podía perder 'slots' si no cumplía el horario de, al menos, el 80% de los que tenía asignados.
En Europa ahora todo eso ha cambiado por culpa del coronavirus. La Comisión Europea ha aprobado que, hasta el 27 de marzo de 2021, habrá exención para cumplir con esos tramos horarios, para intentar ayudar al sector aéreo a reconfigurarse y no estar tan sujetos a las normas. La máxima es "haga los vuelos que pueda y como pueda". Debido a esta exención es probable que, en Europa, no veamos este tipo de vuelos comerciales a ninguna parte.
Sin embargo, lo que sí hemos podido ver han sido 'vuelos fantasma' de Ryanair, trayectos muy cortos con el mismo origen y destino que se hacen por una cuestión práctica de mantenimiento: si los aviones pasan más de cinco días sin volar, necesitan una revisión más profunda que si están en continuo movimiento. Por eso, la compañía irlandesa decidió dar un garbeo a sus aviones periódicamente, aunque estos fueran completamente vacíos. En el caso de aeronaves que pasan más tiempo en tierra, existen lugares habilitados para su aparcamiento de larga estancia, como el Aeropuerto de Teruel.
¿Terminará imponiéndose este tipo de turismo a ninguna parte en España y en Europa?