Conchita Spínola, esposa de Miguel Báez El Litri, ha muerto a los 71 años, apenas dos semanas después de la desaparición del diestro. Aunque algunos medios apuntan a un infarto como causa de la muerte, se desconocen con certeza las causas del fallecimiento, que ha creado una gran conmoción, ya que Spínola gozaba, aparentemente, de buena salud.
El pasado 18 de mayo, cuatro días después de la boda del hijo varón del matrimonio -el famoso diestro también apodado Litri- con Casilda Ybarra Fontcuberta, el patriarca fallecía en Madrid a los 91 años tras una larga enfermedad que le mantuvo alejado del foco mediático durante los últimos años de su vida.
El matrimonio Báez Spínola estuvo casado durante 55 años y tuvieron tres hijos: Rocío, Myriam y Miguel, casado en primeras nupcias con Carolina Adriana Herrera, con quien también tuvo tres hijos: Olympia, Atalanta y Miguel. La pareja se conoció en España cuando ella rodaba un documental sobre el mundo del toro. Enamorada de España y de la cultura española (en Madrid vivía en una casa en plena Plaza Mayor), encontró en ese joven Litri una gran historia de amor, después de que el diestro hubiera vivido otras historias con Eugenia Martínez de Irujo y Lalla Mariam, hermana del rey de Marruecos y, por tanto, princesa real.
En los últimos años, la pareja Báez-Herrera comenzó a dar signos de cansancio. Ella empezó a aparecer menos en los eventos familiares y sociales del torero. Antes, habían disfrutado de una cómoda existencia entre Madrid, Huelva y la finca de Extremadura donde se casaron en 2004.
La pareja formada por Miguel Báez y Conchita Spínola siempre hizo gala de una gran discreción. No necesitaron nunca la intervención de los medios de comunicación para vivir una existencia feliz y sin escándalos. Cuando el torero cayó enfermo, Conchita se apartó de la vida social para cuidarle. En estos días, fuentes de su entorno admitían que no sabía cómo llenar su día a día.
Lo cierto es que desde los 15 años, su destino estuvo unido al del Litri. Se conocieron en la playa de Punta Umbría, él ya en la treintena y como figura reconocida del toreo. No empezaron con buen pie: él derribó su castillo de arena y ella se le encaró. Tres años después, cuando acababa de cumplir los 18, pudo compensarla con una fastuosa boda en el monasterio de Guadalupe, el lugar donde los Spínola contraían matrimonio desde sus primeras generaciones, modelo de Balenciaga incluido.
Las credenciales familiares de María Concepción Spínola y González-Cocho eran irreprochables: integrante de una de las familias con más solera de Extremadura y Madrid, educada en un internado suizo y con veleidades culturales.
Sin embargo, también tenía los pies en la tierra. Puso como condición a Miguel Báez Litri que se cortara la coleta, cosa que aceptó. "Lo mejor de mi vida es la esposa que tengo", sostuvo él en sus 55 años de matrimonio. Con los años, la joven esposa fue haciéndose dueña de la gestión del patrimonio de la familia, ayudada, más tarde, por el abogado (y también ministro) Jaime García-Añoveros y por su hijo Miguel.
Conchita Spínola tenía otras dos hermanas, a las que alguien de su entorno calificó de esta manera: "Mayte, la genovesa; Carmen, la parisina, y Conchita, la belleza de Hollywood". Lo de genovesas deriva del origen de la familia, vinculada con grandes nombres de la Historia como los Doria, los Grimaldi y los Visconti.
Conchita no heredó la vena artística de su madre, una notable escultura, algo que sí hizo su hermana Mayte, pintora, mecenas y creadora del Museo de Arte Contemporáneo Mayte Spínola, en Marmolejo (Jaén). Carmen también está vinculada al arte, como muestra su trabajo al frente de la Fundación Arauco con sede en Chinchón (Madrid). La especialidad de Conchita fue proteger la armonía familiar, un valor amenazado cuando la presión mediática se cierne sobre todos y cada uno de los miembros de un mismo clan.