La semana pasada María del Monte daba el pregón del Orgullo LGTBI+ en Sevilla causando un gran revuelo al decir sobre el escenario que es "una persona más de lo que estamos aquí", saliendo públicamente del armario con 60 años tras años de rumores a raíz de la figura de folclórica lesbiana surgida en los 80, como no recordar el "¿quién no se ha dado un pipazo con una amiga?" de Lola Flores. En estos días de debate se ha puesto en valor que María del Monte, pese a llevar 23 años con su pareja, haya decidido cómo y cuándo dar el paso públicamente, en este caso a los 60 años, una franja de edad en la que, sin duda, faltan referentes.
En 2019 la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) publicó un informe sobre las personas LGTBI mayores analizando a 145 personas del colectivo mayores de 55 años en el que aseguraban que "se produce una suma de vulnerabilidades por el hecho de ser mayor y por su pertenencia al colectivo LGTBI".
"La múltiple discriminación que sufren se reflejan en cuestiones fundamentales como el menor acceso a los recursos económicos, la falta de atención y cuidados a algunos aspectos de su salud y menor acceso a los recursos socio sanitarios y de cuidado. Se enfrentan a nuevos armarios y a violencias y discriminaciones sociales e institucionales ante la falta de políticas públicas que recojan la diversidad como parte fundamental en la provisión de recursos para nuestra población mayor", señala el informe mencionado.
El informe puso el foco también en la soledad de las personas que participaron en la muestra, "un 40% de las personas participantes en este estudio vive sola. Este dato se eleva al 51% en personas mayores de 65 años. Un 50% de las personas que viven en áreas rurales están solteras". No obstante, otro punto al que le dan importancia a la salud emocional.
Sobre ella, descubrieron que "los síntomas de la depresión y la ansiedad afectan al 30% y a un 32% en los mayores de 65 años, fundamentalmente a mujeres y mujeres trans. Además, sentir ansiedad o depresión eleva el riesgo de ideación de suicidio".
Sin embargo, de las 145 personas mayores de 55 años, recalcan que entre los 31 y los 50 años el 50% fue visible en su entorno social próximo y el 39% en lo laboral, mientras que el 24% continuó siendo visible a partir de los 50 años tanto en el ámbito familiar como en el laboral, pero solo el 30% lo siguió siendo entre sus amistades, una invisibilización a mayor edad que destaca en el ámbito sociosanitario, en el que el 45% asegura no revelar al personal su condición como miembro del colectivo LGTBI. Es más, el 67% considera que tiene mayores dificultades como persona mayor por el simple hecho de ser LGTBI.
Si todo lo permite, pronto abrirá la residencia Josete Massa en Villaverde, un hogar especializado en personas mayores LGTBI promovida por la Fundación 26 de Diciembre. "Una premisa que a algunos sonará marciana, como es crear una residencia pública especializada, que no exclusiva, en los cuidados del colectivo, para mí es tan sencilla como importante. La homofobia no mengua con la vejez, al contrario. Y un lugar donde pasar tus últimos años que te obligue a volver a un armario del que te has pasado una vida escapando es la peor derrota vital", explicaba Federico Armenteros, presidente de la Fundación, hace unos meses a El País.
"Cualquier mayor debe ser atendido sin tener la más mínima duda de que no va a sufrir discriminación, ni una mala mirada o una broma fuera de lugar, en base a su orientación sexual o identidad de género", explicó al mismo medio Boti García Rodrigo, directora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI del ministerio de Igualdad.
De ahí nace la importancia de crear espacios seguros para los mayores del colectivo, especialmente cuando tienen dependencia y tienen que acudir a una residencia o centro de día, lugares en los que muchas veces se ven obligados a ocultar su orientación sexual. Por eso nacen este tipo de iniciativas, donde puedan convivir sin tener que ocultar quienes son.