Las bandas juveniles utilizan las redes sociales para captar a nuevos pandilleros, entre los que cada vez hay más menores de edad: de entre 13 y 14 años. Según datos de Qustodio, la app de control parental y bienestar digital, el 68% de los niños de 12 tienen una red social, aunque la edad reglamentaria para acceder a cualquiera de ellas sea de 14, y más del 60% acepta solicitudes de desconocidos. Tik Tok e Instagram son algunos de los canales para enrolar a nuevos miembros que no saben realmente qué hay detrás de estos grupos violentos y lo que puede ocurrir cuando dejan el mundo virtual y salen a la calle.
La pandemia y el confinamiento hicieron que estas bandas juveniles, compuestas, en su mayoría, por inmigrantes de segunda generación de nacionalidad española, magrebíes y españoles, saltaran de los parques y las plazas a las redes sociales, convertidas en caldo de cultivo para reclutar a nuevos miembros.
Las más conocidas son los Trinitarios, con el color verde como enseña; los Dominican Don't Play (DDP), que utilizan el azul; los Ñetas, con el granate como marca; y los Latin Kings, que usan el amarillo para distinguirse. , como los trinitarios que se identifican con un corazón verde. En redes es fácil identificarlos en cuentas con mensajes llenos de doble sentido y amenazas veladas a sus rivales.
Al margen de este mundo virtual de amenazas y criminalidad, existe el espacio real, donde cometen crímenes, andan armados con machetes buscando pelea y matando. No son únicamente jóvenes latinos y entre sus miembros hay españoles, magrebíes y otros originarios de países de Europa del Este, según la Policía que tiene un departamento de investigación especializado en las bandas latinas. Jóvenes, que viven en ambientes marginales con la cruda realidad del desempleo y la falta de una perspectiva de futuro.
La Policía alerta de que cada vez hay en las bandas latinas más menores de edad: de entre 13 y 14 años. Las cifras oficiales de pandilleros en Madrid ya superan los 400, aunque los simpatizantes podrían estar por encima del millar.
¿Qué buscan las bandas juveniles? Ganar dinero y poder. Para lo primero, no dudan en robar y en meterse en negocios lucrativos como el narcotráfico. En cuanto a lo segundo, ejercer la violencia y poder someter a otras personas les da una falsa sensación de omnipotencia.
¿Pero qué ofrecen estas bandas a sus miembros? Según explican desde la Unidad de Agente Tutor de Boadilla del Monte (Madrid), el área especializada en este tipo de delitos, las bandas juveniles suelen dirigir su mirada hacia chavales de familias desestructuradas, con padres y madres ausentes, con jornadas laborales muy largas o kilómetros de distancia. En cierta medida, la bandas pueden suplir la figura de cariño, autoridad y protección de los padres. Entre los supuestos beneficios para los nuevos miembros, independencia, capacidad de acción, sensación de libertad y poder y sentimiento de pertenencia. Al fin se sienten protegidos por sus iguales y, no menos importante, disponen de algún dinero ofrecido por la banda. A su vez, la banda exige a sus miembros el pago de una cuota o la entrega de algunos bienes, por lo que los nuevos miembros pueden verse obligados a robar o a cometer delitos de tráfico de drogas.
Afortunadamente, el ingreso en una banda juvenil no se da de un día para otro. Los policías de la Unidad Agente Tutor advierten de que los padres debemos ejercer cierta vigilancia sobre los hábitos de nuestros hijos. Solo así podremos detectar cuándo algo no está yendo. Entre las señales más importantes destacadas por la policía: