En nuestros hogares nos centramos mucho en la limpieza de determinadas zonas, como el baño o la cocina, precisamente los lugares en los que más suciedad o bacterias pueden acumularse. Sin embargo, hay algunos utensilios que justamente utilizamos para limpiar y que son una gran concentración de gérmenes, como el estropajo con el que lavamos los platos, vasos y cubiertos después de comer. Son varios los estudios que señalan lo anterior, pero ¿cómo mantenerlos limpios? ¿O cada cuándo hay que cambiarlos para evitar que se concentren bacterias en nuestra cocina?
En 2019 un estudio desarrollado por investigadores del Instituto de Tecnología de Nueva York encontró en los estropajos de la cocina bacteriófagos, un virus que infecta a las bacterias y que lucha contra la resistencia a los antibióticos. Otro estudio del Centro de Investigación de Salud Ambiental de Alemania expuso que en la esponja de la cocina se pueden acumular hasta 12.900 billones de bacterias, como la Escherichia coli. Es decir, el estropajo reúne más microbios que, por ejemplo, el inodoro del baño.
En general se aconseja cambiar una vez a la semana el estropajo de la cocina, aunque también es posible lavarla y desinfectarla para así darle una mayor vida sin que sea un foco de bacterias y gérmenes. Quizá es mejor aprovecharla al máximo, ya que este tipo de esponjas están hechas de plástico o poliamida y con el desgaste del día a día van desprendiendo micropartículas de plástico que en ocasiones puede que las plantas de tratamiento de aguas residuales no sean capaces de filtrar, por lo que acaban en los mares y, muy probablemente, siendo alimento para los peces que acabamos sirviendo en casa.
Hay diferentes formas de desinfectarlos: metiéndolos en el lavavajillas, en la lavadora e incluso con lejía, aunque esto último puede terminar deteriorándolos con mayor rapidez. Eso sí, hay métodos mucho más caseros y que son igual o más efectivos, como el del microondas.
Este truco consiste en limpiar a mano el estropajo para retirar los posibles restos de comida que tenga en su superficie para después meterlo en el microondas y ponerlo a dar vueltas durante unos tres minutos. Al finalizar el tiempo hay que tener cuidado, ya que la esponja estará caliente y puedes quemarte, por lo que mejor esperar un tiempo para volver a cogerlo hasta que se haya enfriado. Con esto bastaría, ya que el calor del microondas acaba con las baterías y los gérmenes de nuestro estropajo, listo otra vez para limpiar los platos y vasos que pondremos sobre la mesa.