Si pensamos en la media de edad de los perros nos quedamos entre los 10 y los 13 años, aunque dependiendo de la raza será una u otra, por lo general los perros más pequeños viven más que los grandes. Pero siempre hay más de uno que rompe con la regla prestablecida, como Bobi, un perro que a simple vista vemos de lo más normal. Nada más lejos de la realidad, nació el 11 de mayo de 1992, por lo que acaba de cumplir 31 años, lo que lo convierte en el perro vivo más longevo, con el récord Guinness.
Bobi vive con su familia en una aldea portuguesa y, para evitar confusiones, su edad está verificada por SIAC, una base de datos pública de animales de compañía autorizada por el gobierno portugués y que gestiona el Sindicato Nacional de Médicos Veterinarios del país.
Leonel Costa, de 38 años, es el que cuida de Bobi, que nació junto a otros cachorros cuando él tenía solo ocho años, pero debido al número de animales que tenían, su padre decidió que no se podían quedar con todos los cachorros. “En aquella época, por desgracia, era considerado normal por las personas mayores que no podían tener más animales en casa el enterrar a los animales en un agujero para que no sobrevivieran”, señaló.
Por eso mismo, cuando nació Bobi y el resto de los cachorros, sus padres se los llevaron sin darse cuenta de que se habían dejado uno. Leonel y su hermano se dieron cuenta con los días que la madre de los cachorros seguía yendo a la habitación donde había dado a luz a los perros. Un día la siguieron y se percataron de que allí estaba Bobi, manteniéndolo en secreto para que sobreviviera y no corriera el mismo destino. “Cuando nuestros padres se enteraron de que ya lo sabíamos gritaron y nos castigaron, pero valió la pena”.
Pero ¿qué ha podido condicionar la longevidad del perro? Leonel cree que “el entorno tranquilo y pacífico” en el que vive, lejos de grandes ciudades, tiene mucho que ver. También señala que nunca ha estado atado ni ha llevado correa, por lo que siempre ha disfrutado de una completa libertad junto a otros animales.
Otro factor que ha podido influir es que siempre ha comido lo mismo que los humanos. “Entre una lata de comida para animales o un trozo de carne, Bobi no duda y elige nuestra comida”, sostiene, además de que bebe alrededor de un litro de agua.
Pese a que en las imágenes Bobi parece un perro más, sabe que la edad ya pesa en su cuerpo porque le cuesta más caminar, por lo que pasa la mayor parte del tiempo en la parte trasera de la casa junto a varios gatos. Eso sí, cuando hace frío, nada como acostarse al calor del fuego.
El perro siempre ha tenido una salud de hierro, pero en 2018 tuvo un susto al tener dificultades para respirar. “Tenemos citas regulares con el veterinario y los exámenes siempre han demostrado que está bien para su edad”, cuenta.