Quien tiene un gato sabe que puede ser un compañero maravilloso, independiente, que no demanda una atención continua y que no necesita más que un espacio limpio, su arena, su comida, su agua y un rincón mullido para ser feliz. Sin embargo, un minino también alberga un rebelde en su interior y a veces no sabemos cómo conseguir que nos mire y nos haga caso. Un nuevo estudio ha encontrado el método más eficaz para atraer su atención.
A la hora de llamar a un gato, la mayoría se decanta por el clásico "pspspsps", otros prefieren chasquear la lengua varias veces seguidas y otros optan por los silbidos. Estos suelen ser fórmulas válidas para llamar su atención, pero ¿son las más eficaces? La investigadora Charlotte de Mouzon se ha empeñado en encontrar el método más eficaz para llamar a un minino en un estudio junto a sus colegas del Laboratory of Compared Ethology, según informa 'Mundo Deportivo'.
El equipo llevó a cabo un experimento en un Cat Café en el que estudiaron el comportamiento de hasta doce gatos tratando de captar su atención con diferentes tipos de incentivos, a saber: estímulos sonoros, estímulos visuales, una combinación de ambos y, por último, ninguno de los anteriores.
Todas estas pruebas demostraron que los gatos respondían mejor ante la combinación de estímulos tanto visuales como sonoros. Pero también averiguaron algo más interesante: que los felinos respondían más rápido a estímulos visuales que a los sonoros. Eso significa que probablemente será más efectivo hacerle señas a tu gato que llamarle por su nombre.
Mouzon explica en el estudio que estas interacciones pueden cambiar a medida que el animal va desarrollando confianza con su propietario: “No es lo mismo que un gato se comunique con su dueño que comunicarse con un humano desconocido. Los resultados que surjan del presente estudio pueden servir como base para entender los códigos de las interacciones entre humanos y gatos. De momento sabemos que es mejor usar señales comunicativas visuales apropiadas cuando interactuamos con gatos, especialmente si somos desconocidos para ellos”.
El equipo descubrió también algo interesante en la última fase de su estudio, cuando en lugar de intentar captar la atención de los felinos, Mouzon optó por ignorar por completo la presencia de los animales. A pesar de haber estado actuando con ella previamente mostrándose muy receptivos y cariñosos, los gatos se presentaron mucho más desconfiados, ya que no eran capaces de leer las intenciones de la investigadora. Su actitud generó esa sensación de desconfianza en los gatos, que no se acercaban a ella por voluntad propia mientras mantenía esta actitud.