¿Y qué si el amor, esa palabra, es en realidad Matrix? ¿Y qué si el amor romántico es en realidad una trampa? Si has estado en el mundo durante los últimos, digamos, cincuenta años, probablemente ya has intuido que todo, todo, te ha ido llevando a esa idea de que hay una persona en el mundo que 'te completa'. Y además que para encontrarla hay que luchar contra todo (incluída, a menudo, la sensatez). El amor como el camino y el fin, el amor como pasión arrebatadora, el amor como ideal. ¿Y si las novelas de Jane Austen, las princesas Disney, los veinte poemas de Neruda, Romeo y Julieta, la saga Crepúsculo, los culebrones venezolanos y el 90 % de las canciones que escuchamos son realmente tóxicos?
Resulta revelador que lo que entendemos como 'amor romántico' esté originalmente ligado a la cultura 'caballeresca' medieval. El cimiento de los que hoy se entiende como patriarcado. La palabra 'romance', de hecho, se refería a las composiciones literarias que idealizaban la vida de los caballeros -y que se creaban en lenguas romances (románicas)-. Y ya sabemos de qué va eso: básicamente de salvadores heroicos y damas en apuros. Esa idea, aunque no lo creas, persiste no solo en tarjetas de San Valentín y en series ñoñas más o menos desactualizadas, sino que está en el ADN de muchas de las relaciones que nos rodean.
Para la psicóloga Andrea Valenzuela "cuando pensamos en el amor, por lo general hablamos de estereotipos y de representaciones preconcebidas, articuladas culturalmente alrededor del amor de pareja". Para la especialista, dichas ideas han sido apuntaladas durante siglos por constructos culturales que van desde las novelas de folletín a las canciones de Laura Pausini. "Estos conceptos han sido convenientemente propagados, además, por instituciones como la iglesia y el estado como formas de control social. Porque el llamado 'amor romántico' en realidad limita nuestra capacidad de amar libremente y descubrir las particularidades de una relación, lo que se entiende como una forma de subvertir el orden social", sostiene.
Según Valenzuela, depende de hasta qué punto nos dejemos llevar por las emociones negativas que muchas veces libera esa idea del amor. "Hablamos de emociones como la posesividad o los celos, que devienen en acciones tan peligrosas como la violencia o el engaño. Asociar estas emociones al amor es lo dañino, y no el amor en sí mismo". La violencia de género, los feminicidios y las agresiones machistas, son, por si no lo has adivinado, los frutos más amargos de este tipo de relaciones cuando se pervierten.
Para la escritora y periodista Lucía Lijtmaer- "el amor romántico es sobre todo una farsa porque nunca, es algo que simplemente nunca puedes cumplir". Para la presentadora del podcast feminista 'Deforme semanal', además, "la idea de que el enamoramiento dura para siempre y que el furor sexual por la misma persona sigue siendo siempre el mismo es insostenible biológicamente e históricamente y además nos hace sentir muy culpables".
¿Es posible salir del bucle del amor romántico? Sí, y de hecho, el feminismo lleva ya tiempo combatiendo el arquetipo del 'amor romántico' , que no el amor. El cambio generacional es evidente. Para empezar, según Andrea Valenzuela, el arrear la parafernalia 'romántica' posibilita relaciones más saludables y maduras. Para Lijtmaer, también pasa por descentralizar el amor de nuestras vidas: "Nos centramos muchas veces en el amor de pareja como el único posible, cuando las amistades que tenemos en la adolescencia o la veintena son más importantes para nosotros que la pareja", sostiene.
En ese sentido, Valenzuela señala también que tenemos que tener claro que "el amor puede tomar distintos caminos, según nos liberemos de esos conceptos que dañan terriblemente nuestros vínculos..