Belén Rueda regresa este fin de semana al cine con el estreno de ‘Caída libre’, la nueva película que protagoniza y en la que da vida a una entrenadora de gimnasia rítmica de élite con un carácter bastante autoritario que, de la noche a la mañana, ve como su vida se desmorona cuando su marido la abandona por una mujer más joven a la que ha dejado embarazada. A sus 59 años la actriz puede presumir de encadenar un proyecto con otro y enfrentarse a nuevos personajes, siempre con el apoyo de sus seres queridos, especialmente de sus hijas.
La intérprete, ganadora del Goya a actriz revelación por su trabajo en ‘Mar adentro’, inició a principios de los 90 una relación con el director y productor Daniel Écija después de su divorcio con Massimo, su primer marido italiano. Con Écija pasó por el altar en 2003 y solo un año después se separaban definitivamente, aunque profesionalmente han colaborado en algunos proyectos de ficción. Durante la relación vivieron algunos de sus momentos más felices de su vida con la llegada de sus hijas en común, pero también uno de los más duros.
Belén fue la primera en nacer y la que ha decidido seguir los pasos de su madre en la interpretación, participando en series como ‘Madres. Amor y vida’, donde fue evidente el parecido entre ambas es más que evidente. Para formarse pasó un año en el Iona College de Nueva York, donde perfeccionó su inglés y se formó en voz y en guion, además de que empezó la carrera de Comunicación Audiovisual que compaginó con los estudios de Interpretación.
Si Belén ha seguido los pasos de su madre, Lucía se ha decantado por seguir la senda profesional de su padre detrás de las cámaras. De esta manera, la pequeña de la familia ya ha trabajado en la producción de algunas series creadas por su padre y de las que ha mostrado alguna imagen en sus redes, aunque ahí priman más las de ella haciendo surf, su otra pasión. “Nervios y felicidad por verte crecer en todos los sentidos”, le escribía su madre en Instagram en septiembre, cuando se embarcaba en su nuevo proyecto.
Las dos hermanas se muestran siempre muy unidas no solo entre ellas y su madre, también con su padre y con sus dos hermanos pequeños, fruto de la relación de Écija con la guionista brasileña Veronik Mendes.
Entre Belén y Lucía, en 1996 nació María, la segunda hija de Rueda y Écija. Sin embargo, la pequeña llegó al mundo con una cardiopatía congénita severa que la llevó a estar rodeada de médicos durante sus 11 meses de vida, hasta que la niña falleció tras haberse sometido a varias operaciones.
"Allí, la esperanza, la fe, se escriben con mayúsculas; se vive en el día a día, con cosas muy pequeñas. Por ejemplo, porque después de las operaciones les cuesta mucho comer; les pesan todos los días, y si un día llegabas al hospital y te decían que había engordado 200 gramos, hacíamos una fiesta. Una situación así hace que vivas muy intensamente logros que para los niños normales son algo natural, y valoras situaciones, cosas y gente que se te cruzan en la vida mucho más que si no te ha pasado nada", escribió la propia actriz en El País para recordar cómo había vivido aquellos tiempos entre hospitales.
“Paré el mundo. María nació con una cardiopatía y no hice nada de trabajo, me dediqué a ella e intenté sacarla adelante, pero no fue posible, porque con 11 meses falleció. La gente pregunta si has conseguido superarlo. Sí, lo superas, pero no se te olvida”, le explicó la actriz a Bertín Osborne durante una entrevista. A pesar del dolor, Belén Rueda se refugió en su familia y en el trabajo, en esa época estrenó la serie ‘Periodistas’, y ha querido poner su granito de arena para ayudar a niños y jóvenes con cardiopatías congénitas siendo presidenta de honor de la Fundación Menudos Corazones.