Cómo saber si tu hijo está planeando copiar en la EVAU (y las consecuencias)

Solo hay algo peor que un adolescente estresado: 250.000 adolescentes estresados. Ese es el número de estudiantes de bachillerato que se se enfrentan desde este lunes a la esperada y, en algunos casos, temida, selectividad. Prueba de fuego para una nueva remesa de estudiantes nativos digitales que llegan a los exámenes como la generación más autoconsciente de sus problemas de salud mental, la EVAU puede sacar lo mejor y lo peor de unos jóvenes sometidos, con apenas 18 años, a la presión de 'jugarse su futuro'.

Hecha la ley, hecha la trampa

Copiar en unas pruebas que te llevan directamente a un nivel más alto de exigencia no parece tener mucho sentido. Es como subirte a un bote y arrojar los remos. Sin embargo, para algunos estudiantes la presión por acceder a una carrera, especialmente si les ha ido regular en el bachillerato, es tal, que pueden llegar a tomar decisiones muy torpes. Para la psicóloga Andrea Valenzuela "a esas edades la personalidad está en proceso formativo y los problemas de inseguridad suelen ser habituales, paradójicamente como sociedad les enfrentamos a este tipo de pruebas con expresiones como 'decidir tu futuro' que ponen un peso innecesario sobre sus espaldas". Para la especialista, en ese contexto no es descabellado que alguno llegue a recurrir a la trampa como último recurso.

¿Rebeldes sin causa?

De hecho, algunos adolescentes pueden llegar a ver el copiar en un examen como una forma de 'hackear el sistema' o una forma de rebelarse contra la imposición de años de estudio. La hiperconectividad, en ese sentido, también cumple su papel: en la EVAU se han visto 'intentos' que pasan por el uso solapado de móviles o, incluso, el uso de dispositivos de escucha. De hecho, esa es la razón por la que este año se prestará especial atención a que los 'canales auditivos' permanezcan despejados.

Los móviles, gafas o relojes inteligentes y tablets, están desde luego restringidos (apagados y dentro del bolso) y llama particularmente la atención la restricción con respecto a las botellas de agua: solo se podrán llevar botellas transparentes sin etiquetas. ¿La razón? Un método más bien tradicional de plagio: la chuleta metida entre la etiqueta y el propio envase. De hecho, entre los monitores de los exámenes, el 'método' de la chuleta enrollada en el boli es el que más tienen que vigilar ya que el boli es el único dispositivo realmente imprescindible para dar el examen.

De hecho, mientras en generaciones anteriores el solo hecho de copiar a mano la chuleta era casi otra forma de estudio (terminabas aprendiéndotelo casi sin darte cuenta), hoy las chuletas se imprimen directamente en letra reducida con lo que también se ha perdido ese, digamos, pequeño ejercicio mnemotécnico.

Señales

Hay, según los especialistas, varias señales que pueden dejar bastante claro que un adolescente miente u oculta algo. En todos los casos, la comunicación es lo más importante. "Lejos de sentirse cuestionados, los jóvenes necesitan sentirse acompañados en sus procesos -apunta Valenzuela- pero esto no quiere decir que no prestemos atención a determinados cambios de conducta que pueden ser indicadores de que el adolescente lo está pasando mal, tal vez motivado por el miedo o la culpa".

Muchas de esas señales tienen que ver con el 'lenguaje corporal': no mirar directamente a los ojos, mantener una distancia física inusual, tartamudear, sudoración poco habitual, etc. En otros casos, el padecimiento por culpa solo podrá percibirse mediante una conversación más profunda. "Es por eso que insisto en que la comunicación, sobre todo en los días previos a las pruebas, es indispensable -sostiene la psicóloga-. Y no solo con la finalidad de 'descubrir' cualquier decisión equivocada que hayan podido tomar, sino para intentar aliviar la presión innecesaria, que es finalmente la fuente de las malas decisiones".

También conviene hacerles entender que las consecuencias de intentar copiar en este tipo de exámenes: la expulsión inmediata de la totalidad del proceso y la calificación de 0, además de la imposibilidad de presentarse hasta la próxima convocatoria extraordinaria (o hasta el próximo año, si se copia en esta). Y sobre todo, las consecuencias que puede tener para su propia autoestima.