Un viejo temor que compartimos la mayoría de padres es que nuestros hijos se alejen de la idea que tenemos de ellos. A menudo, cuando les protegemos, también nos protegemos a nosotros de eso. Y en muchos casos preferimos para ellos seguridad, antes que libertad, orden antes que caos, disciplina antes que disfrute. "Por su propio bien", claro. Todo esto para decir que el temor al 'año sabático' tiene aristas más punzantes que la 'pérdida de tiempo'. Porque otra cosa a la que tememos los padres es que nuestros hijos prueben algo que les guste tanto que se enajenen. Es prácticamente el centro de nuestras pesadillas, porque ¿cómo traerlos de vuelta?
En ese sentido, permitir que un adolescente lleno de energía, curiosidad e ímpetu se tome un año libre a nosotros nos suena, no os esforcéis en negarlo, a 'appetite for destruction'. Los sabemos, hemos estado allí. Y aunque nos digan que En España, el 33,2% de los estudiantes abandonaron la universidad en 2023 y el 12,5% cambió de carrera y que esas cifras se reducen considerablemente si se realiza un 'año sabático', no hay quien nos quite de la cabeza que dentro de la Universidad están seguros, fuera no.
¿Sabes de lo que hablamos? Aquí te dejamos un par de datos que podrían hacer que empieces a matizar tu opinión: según The American Gap Association, los estudiantes que han disfrutado de un año sabático antes de empezar la universidad consiguen, por lo general, mejores expedientes académicos. ¿No te vale? Según Education First (EF), campus internacional de idiomas líder en el mundo, el 88% de los/as estudiantes que se gradúan habiendo realizado sabático antes de escoger carrera obtienen mejores resultados a la hora de encontrar trabajo en España.
Para la elaboración de esta nota hablamos con Sofía (17), futura estudiante de humanidades, a quien encontramos saliendo de una de las pruebas de la EvAU (Griego) que le ha ido pésimo. Las del martes (Historia, Lengua, Inglés) le fueron muy bien y tiene las esperanzas puestas en las de mañana (Latín). El viernes, dice, sus amigos del bachillerato han organizado una fiesta 'para olvidarse de esto'. 'Esto' son básicamente, los últimos 12 años. Es decir casi el 80% de su existencia metida en aulas, recibiendo información y, en muchos casos, luchando contra el aburrimiento. "No puedo más -dice Sofía, que se ha mantenido en el tercio superior durante toda su vida como estudiante-. Creo que a estas alturas si mis padres no me apoyaran, me tomaría el año sabático igualmente".
Como sus padres la apoyan, Sofía ha compartimentado el próximo año en unos meses de 'no hacer nada los lunes y ver qué se siente', otros de irse de 'au pair a algún lugar donde se pueda hablar inglés' y otros tantos de 'prepararse mentalmente' para otros cuatro años de estudios, "más uno o dos másters, en total lo menos seis años más de clases".
Jorge (50), el padre de Sofía, con quien hablamos unos minutos en horario de trabajo (es gestor autónomo) dice que Sofía entiende el valor de l aprendizaje y sobre todo que, "la Universidad es una experiencia social irrepetible". "Por eso me parece bien que se tome un tiempo libre, porque la veo muy cansada. Si yo hubiera tenido la oportunidad de hacerlo no lo hubiera dudado", asegura.
Y no se trata solo de agotamientos y del estrés a los que los somete el sistema educativo. Cómo te contábamos en otro artículo, "según el libro 'There is life after college' (Hay vida después de la universidad), los jóvenes que toman esta decisión sienten más ilusión por el título que quieren sacar, respecto a los que no lo hacen. Los jóvenes 'sabáticos' consumen menos alcohol y se exponen en menor medida a comportamientos sexuales de riesgo porque son más responsables y están más comprometidos con sus estudios. En definitiva, empiezan a ser más responsables de sí mismos".
¿Y cómo saber si después de toda esa libertad va a querer volver? Para empezar involúcrate en sus planes, ya sean de ocio o de trabajo, acompaña el proceso, comunícate. El año sabático puede convertirse también en el año del descubrimiento de sí mismos y créenos, no querrás perderte esa etapa de sus vidas por unos meses sin aulas de por medio.
Por último, no te lo tomes tan en serio, son solo unos meses. Y por dramatizar ya dramatizan ellos. Una manera relajada de ver el asunto nos la da la propia Sofía en un mensaje de WhatsApp que le escribió a su madre mientras hablaban del asunto y que este gentilmente nos permite reproducir: "Papá, si los estudios fueran una fiesta, una laaaaarga fiesta, ahora mismo es como si tuviera una resaca que lo flipas. Deja que se me pase y hablamos".