Los niños parecen tener un efecto rejuvenecedor en todos los ámbitos. Si hasta ahora sabíamos que el embarazo y los primeros meses de crianza son un 'boost', un subidón, en la fisiología materna (quizá paran ayudar en los primeros y agotadores años del bebé), un estudio afirma que los abuelos que cuidan a sus nietos viven más años, un argumento de peso para aquellos que aún no se vean en el rol de abuelos o que no son receptivos cuando los hijos les piden su ayuda.
De manera natural, ser abuelo nos hace más cariñosos y nos pone de buen humor. Sin embargo, el impacto de la 'abuelidad' en la salud física era menos conocido. Un estudio del Instituto Antiaging de Berlin ha logrado mostrar estos efectos.
Según el estudio, que ha seguido la vida de 500 voluntarios de más de 70 años, los abuelos que cuidan regularmente de sus nietos no solo viven más tiempo, sino que gozan de mejor salud.
¿Por qué ocurre esto? Según se desprende del informe, cuidar de niños mejora las funciones cognitivas, disminuye el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, previene el estrés y protege del aislamiento.
Las implicaciones emocionales también son importantes. Al disfrutar de los momentos pasados en compañía de los nietos, reforzamos los vínculos familiares y nos sentimos ocupados y útiles; somos valiosos para nuestros hijos. Ocuparse de los pequeños de la casa también implica saltarnos nuestras rutinas, asumir pequeños (o grandes) retos y, en definitiva, sentirnos activos. Pero lo más significativo es que al compartir los cuidados y nuestra experiencia como padres y cuidadores hacemos trabajar a nuestro cerebro y nuestra memoria, un ejercicio que preserva nuestras capacidades intelectuales.
Sin embargo, esto no ocurre en todos los casos de abuelos cuidadores. Una cosa es ayudar de manera regular y otra, estar supeditados a la dinámica de hijos y nietos. El estudio subraya, de hecho, que cuando hay un exceso de tareas, se corre el riesgo de perder los beneficios anteriores. Lo importante es cuidar de los nietos de manera voluntaria y por placer, no por necesidad u obligación. En caso contrario, estaríamos ante un estresor, un agente causante de estrés.
"Ocuparse de los otros de manera moderada es bueno para la salud, pero un desempeño demasiado intenso puede desembocar en ansiedad", explica Ralph Hertwig, uno de los investigadores del estudio en el Daily Mail.
Para los abuelos que viven lejos de sus nietos y no tienen la oportunidad de verlos a menudo, los investigadores han incidido en los beneficios del altruismo, aunque no estén ligados al entorno familiar.
De hecho, las personas que no pueden relacionarse con su familia, pero ejercen alguna actividad de voluntariado presentan una calidad de vida superior de unos siete años respecto a la media. En resumen, para vivir más y mejor, cuidemos de los otros. Será la mejor manera de cuidarnos de nosotros mismos.