El consumo de alcohol suele iniciarse en España alrededor de los 13 años. El alcohol está muy presente en el tiempo libre y en las relaciones sociales de los jóvenes. El 75,1% de los adolescentes de 14-18 años ha consumido alcohol alguna vez en su vida. Seis de cada diez adolescentes se han emborrachado al menos en una ocasión y uno de cada tres lo ha hecho en los últimos 30 días.
El número de chicas que consume alcohol y se emborracha es superior al de los chicos, aunque ellos beben más cantidad de alcohol que las chicas. Cuando consumen alcohol, los chicos suelen desarrollar comportamientos agresivos. Pelear y vomitar antes de volver a casa es una dinámica habitual. Por último, la mitad de los adolescentes españoles no cree que consumir cuatro o cinco copas durante los fines de semana puede ocasionar problemas de salud.
Los datos anteriores están recogidos en estudios y estadísticas del ministerio de Sanidad. Dan cuenta de una realidad muy presente y explican el paisaje, cada vez más habitual, de botellones y de chicos más o menos ebrios que vemos, por ejemplo, en parques o en las inmediaciones de centros comerciales. También en pandemia. Para explicar la relación entre adolescencia y alcohol, hemos hablado con Paula Cobián, psicóloga del gabinete CBP Psicólogos.
¿Por qué los adolescentes sienten tanta atracción por el alcohol?
La adolescencia es un periodo de especial vulnerabilidad, debido a que se producen cambios significativos a nivel biológico, social, psíquico y físico. Es una transición durante la cual se va a ir conformando la identidad del adolescente. De hecho, la tarea principal del adolescente a nivel psicológico es precisamente el descubrimiento y construcción de su identidad, así, buscará definirse como persona y encontrar un rol en la sociedad mediante dos vías: explorando el mundo y diferenciándose de su familia en las ideologías y normas con la que se había identificado hasta ese momento y que va a empezar a cuestionar sosteniendo un pensamiento crítico hacia ellas.
¿Y el alcohol puede ser un medio para estos objetivos?
Los adolescentes se acercan al consumo de alcohol, ya que esta sustancia esta relacionada con el mundo extrafamiliar y la socialización. La necesidad de reafirmar su identidad, de transgresión de las normas, de ser aceptados por su grupo de iguales, la sensación de invulnerabilidad, la necesidad de autonomía y la susceptibilidad frente a las presiones del entorno son factores que influyen en el comienzo del consumo de alcohol durante la adolescencia.
¿Qué papel juega el propio proceso madurativo del adolescente?
El adolescente es más vulnerable a situaciones de estrés y de conflicto relacional porque no ha desarrollado todavía unas estrategias maduras y consolidadas de afrontamiento de estos problemas y el consumo de alcohol u otras sustancias puede resultar una vía de escape para anestesiar emociones, dejar de pensar en aquello que me preocupa y no sé resolver... Este es el mayor riesgo de cara a que ese consumo se convierta en abusivo y se cronifique en el tiempo.
¿Puede ser indicio de otros problemas?
El consumo de alcohol durante la adolescencia puede ser una puerta de entrada para el consumo de otras drogas, como pueden ser el tabaco, el cannabis o la cocaína. En la etapa adolescente, al menos en España, donde el consumo de alcohol está muy extendido y normalizado, podemos entenderlo como una experimentación 'normal' que permite al adolescente cuestionar normas de los adultos, sentir que pertenece a su grupo de iguales y rebasar los limites impuestos para después ser él quien establezca sus propios límites.
¿Y cuándo traspasamos ese límite de la 'experimentación normal'?
El problema surge cuando ese consumo se convierte en abusivo y tiene consecuencias en el ámbito social o legal (descontrol de impulsos, peleas, accidentes o embarazos no deseados, por ejemplo). En estos casos, es frecuente encontrar que el consumo aparece en un intento de escapar al malestar, en la búsqueda de la desinhibición y desconexión que la sustancia produce en un primer momento, en casos donde hay gran dificultad en el manejo de las emociones, sentimientos de inadecuación, bajo estado de ánimo, baja autoestima, dificultades relacionales… El consumo de alcohol, además, va a agravar estos problemas en etapas posteriores por su efecto depresor del sistema nervioso central.
¿Qué señales nos indican que puede haber un consumo frecuente?
La presencia de mayor irritabilidad, los cambios bruscos de humor, una baja autoestima, síntomas ansiosos y depresivos, aislamiento, perdida de interés por actividades que antes eran placenteras y motivadoras, descenso del rendimiento académico, deterioro de las relaciones en el entorno social y familiar, cambio en los patrones de sueños (somnolencia o insomnio), el descuido de su apariencia física, y cambios en su aspecto físico (ganancia o pérdida de peso) pueden ser algunos signos que nos alerten de un problema de consumo de alcohol.
¿Cómo podemos abordar el problema?
Nosotros, en la consulta, cuando abordamos un problema de estas características, lo entendemos como un síntoma que es señal de malestar y de dificultades en el manejo de las situaciones relacionales y vitales que está atravesando el adolescente. Por lo que consideramos que el abordaje deberá ser multidisciplinar, incluyendo lo biológico, lo psicológico, lo social y todas aquellas áreas implicadas en el consumo.
¿Qué función desempeña la familia?
El adolescente se encuentra en una etapa en proceso de interiorización de valores, actitudes y de aprendizaje de hábitos de comportamiento, será fundamental estimular su proceso madurativo, y reforzar los recursos que tenga para modificar la conducta problema. Cabe destacar que el apoyo de la familia es fundamental, ya que actúa como agente de socialización en el desarrollo del adolescente, es el contexto relacional más estable y próximo y es una parte fundamental en el seguimiento de su tratamiento.
¿Hay alguna estrategia que debemos evitar?
Lo más importante a evitar es la falta de comunicación e información con el adolescente. En muchas ocasiones se tiene miedo a abordar el tema del consumo de drogas por no saber cómo hacerlo o por la creencia de que hablarlo va a fomentar su consumo. Nada mas lejos de la realidad, ya que una buena comunicación e información funcionan como factores protectores frente al consumo.
Así mismo, se debe evitar culpabilizar al adolescente de su consumo. Es necesario enfocarnos en sus fortalezas y en los pasos a seguir para ayudarlo a abandonar ese consumo. Por ultimo, resulta fundamental afrontar la situación, y evitar negar que existe un consumo y esta siendo perjudicial.
¿Podemos prevenir estos comportamientos?
Como padres, debemos mantener una comunicación fluida y clara con nuestros hijos, donde incluya hablar del consumo y los efectos que tiene. Además, el establecimiento de normas y limites claros, el reforzamiento de los comportamientos positivos, el desarrollo de sus habilidades sociales (aprender a decir que no a pesar de la presión de grupo y saber solicitar ayuda) y la enseñanza del ocio saludable, son estrategias que nos ayudaran a prevenir este tipo de conductas.
Esto desde el entorno más cercano, ¿y desde otros ámbitos?
La prevención en todos los ámbitos de la vida del adolescente es fundamental. No solo el papel de la familia es importante, sino que, desde el ámbito académico, resulta fundamental que se hagan programas de prevención del consumo con los menores, donde se les hable del consumo, de sus efectos y sus consecuencias. Necesitamos concienciar a la población más joven, de que el consumo de alcohol ocasiona graves consecuencias que marcarán su vida adulta.