Quedamos en la terraza de una cafetería madrileña. Miryam (53) y su hija Zoe (21) aparecen a la hora convenida, dispuestas a contar su experiencia en un camino a veces pedregoso pero lleno de esperanza y con la búsqueda permanente de la felicidad y encontrarse a sí misma. Lo que sigue a continuación es una conversación entre madre e hija que aborda la transexualidad desde la primera persona y en aras de poder ayudar a quien esté iniciando el trayecto.
Miryam (M): Es que es lo tú que quieres para tus hijos. Que sean felices, y para eso tienen que elegir su camino. Yo a Zoe se lo dije, que lo tenía que tener muy claro y por eso en la carta pongo que esto no es un capricho: quien lo tiene claro, lo tiene claro. Pero a veces es un camino muy duro y se da marcha atrás. Nosotros estamos para acompañar, apoyar y en el momento de derrumbes levantar y nada más. Si quieres a tu hija, claro, porque hay muchos que están solos.
Zoe (Z): A veces es muy duro porque vas al endocrino y ves a gente de mi edad allí sola por tener unos padres que no transigen. Gente fuerte, con confianza, pero está sola, y están cabizbajos, encogidos. Es un camino que lo haces sola, pero sin apoyo externo es mucho más duro.
Z: Para mí el proceso fue relativamente rápido. Pedí cita para abril y en junio ya empecé, pero es verdad que hay mucho desconocimiento. No hay una legislación única y es una cosa que no se explica. Todo lo que sabía lo sabía por internet, por haberme informado, pero no es algo que puedas ir a tu médico de cabecera y preguntar, porque ellos tampoco saben los pasos. Al principio hacía falta tener un informe psiquiátrico pero luego fui al endocrino y me dijo que ya no hacía falta, y ahora se va a volver a eso porque están diciendo que hace falta un acompañamiento psicológico estricto, como si estuviéramos locas. En Madrid...
M: pero lo han hecho por lo que lo han hecho. En Andalucía han sido los pioneros en las unidades en identidad de género, pero ahora ya...
Z: damos tres pasos para adelante y dos para atrás. También se pierde mucho tiempo en trámites burocráticos, así que se puede alargar meses.
M: los médicos siempre te informan de todos los pasos y lo que te puede ocurrir. Y no te dejan operarte de nada hasta que no llevas dos años de hormonación
Z: sí, es como una segunda adolescencia, pero depende de cada persona.
M: cada uno lo nota distinto, porque estás metiendo química que no es tuya.
Z: a una chica con la que hablé le bajó la libido, a mí me aumentó. Yo dejé las hormonas porque coincidieron muchas cosas ajenas al proceso y ahora las he retomado. Cada tres meses hay una revisión del proceso.
M: los médicos no van al 'tun-tun'. Ha habido gente que se ha operado antes de tiempo, luego se ha arrepentido y ya no hay cambio. En este tránsito hemos oído de todo, desde que "es un capricho" hasta que "quiere llamar la atención" o "le vais a hacer una mutilación". Los médicos son muy conscientes y siguen los pasos que hay que seguir.
Z: es un poco como irte de viaje por autopista, que te vas a encontrar peajes uno detrás de otro. El propio colectivo trans está haciendo presión para que el proceso sea un poco más fácil, porque, por ejemplo, no te puedes cambiar ningún documento de identidad hasta los dos años de hormonación. Imagínate que voy ahora a pedir un trabajo o a una discoteca, sería chocante. Hay un cuestionamiento que en la gente cis no hay. Lo que más me han repetido desde que empecé fue que si estoy segura. Ya de por sí es una decisión que te ha costado sacar y, cuando lo haces, empiezan a cuestionarte.
M: y eso se lo come ella sola. Hasta que te llega a ti como padre, como amigo, como confesor, el proceso se lo come ella sola. Y tú has visto altibajos que crees que son de la adolescencia pero es un proceso interior para saber identificar lo que siente.
Z: y suele estar ligado con problemas de salud. Hay más o menos disforia. Yo no estoy incómoda con mi cuerpo, pero conozco gente que sí, y esa disforia sale por ansiedades, anorexia...
M: y ahí es muy importante la función de los acompañantes. Se atreven a decirlo si ven que hay confianza.
Z: además del apoyo, que es esencial, también la educación. Si ya en la ESO la sexología se centra en lo heterosexual, si en una charla metes identidades sexuales y otras orientaciones abres puertas para que otro alumno que no es cis o hetero se informe y sepa saber lo que está sintiendo.
M: pero eso lo han convertido en otra cosa, en impulsarte a una identidad que no tienes. Se ha dicho que se está induciendo a los niños, pero no es así.
Z: sí, que por dar a la gente información sobre lo trans se van a convertir trans.
M: hay mucha ignorancia. Es mejor odiar y criticar lo desconocido a informarse.
M: cuando el hijo de unos amigos dijo que era trans yo le dije a mi hijo: ¿no será que tú eres trans? Y me dijo que no. Al tiempo, un año o así, es cuando me dijo que se lo estaba planteando, que igual sí que lo era. A mi marido le costó un poco más al principio, cuando dijo que era homosexual, pero por miedo a cómo podrían reaccionar también sus padres con ochenta y tantos años, y reaccionaron mejor que él.
Z: en el caso de las chicas trans además se suma que está el doble rasero de "eres chica y eres trans". Si se te notan rasgos masculinos o no lo llamamos el 'cis-passing'. Cuando no hay te pueden llamar de todo, desde 'travelo', 'maricón', etc., y cuando hay 'passing' todo lo contrario: 'tía buena', 'te lo como todo'... Es el doble rasero de que por una cosa o por otra caer te cae fijo. Y de hecho pasa que con los chicos trans pasa al revés, que empiezan a introducirse en el mundo del machismo. Había un artículo de un chico trans que conoce a unos chicos en la playa y se veía cómplice del machismo.
M: pero con la dualidad de sentir las dos partes, de sentir los dos puntos de vista.
Z: a mí eso no me ha llegado a pasar porque cuando dije "soy mujer" decidí no ocultarlo más.
M: bueno, eso ya lo hacías antes, porque hubo una Nochebuena que te pusiste falda y hubo movida en casa. Después se la puso en Nochevieja y ya no pasó nada. La gente necesita su tiempo para aceptar, para "procesar", y cada uno necesita su tiempo para identificarte o para vivir con esta nueva imagen.
Z: sí, pero una cosa es necesitar tiempo y otra poder hacerlo desde el respeto.
M: pero como no saben gestionar... es como una lucha interna. Supongo que es algo así como "yo quiero a esta persona un montón, pero esto que está pasando es real, no lo es..."
Z: la clave es escuchar a la propia persona
M: escuchar y tiempo. El foco debe estar en si es buena persona o no, si da la talla en un trabajo o no, si es feliz o no, pero no en su identidad sexual.
Z: y si no entiendes algo pregunta a la gente que sabe del tema. La gente que no es capaz de procesarlo se debería informar, porque hay veces que no preguntan porque es tema tabú, como hablar de religión o política en la mesa de Navidad, o porque les da vergüenza. Yo prefiero que te acerques y preguntes, porque implica un interés.
M: yo lo normalizaría más aún. Estoy hablando con Zoe, que es una persona, y punto. Me cuesta tanto entender que la gente no entienda lo que es tan fácil de entender... El que no acepta tu condición es porque no se acepta a sí misma. ¿Qué consigues con todo eso? Quien no te acepte es que no te quiere, así que no es importante en tu vida. Quien entre es porque te quiere tal y como eres.
Z: yo tampoco he tenido ningún problema serio de transfobia. Todo el mundo de mi entorno lo ha entendido desde el respeto. Hay gente para quien esto es más duro porque sufren transfobia a diario o porque su entorno no lo ha entendido.
M: yo he pasado miedo, y lo paso. Porque proteges a tus "cachorros", es protección. Cuando iba por Madrid con su pareja le decía: "no os signifiquéis", pero porque ha habido muchos ataques. Con ella te surge un instinto más de protección, aunque no está de tu mano. Que aunque tu vayas muy de frente por la vida hay gente muy desquiciada.
Z: hubo un momento, cuando tenía el pelo más o menos largo, donde el acoso dejó de ser de "mira este maricón" a silbidos con piropos desde la sobras o un señor baboso que me persiguió.
M: ha ayudado mucho la Fiesta del Orgullo en todos los sitios donde se puede celebrar, claro. ¿Qué daño te está haciendo a ti que una persona sea como es? Si son peores los corruptos a que una persona sea lo que quiera ser. ¿Dónde está el problema? Es el miedo a que no te puedan encasillar en "te me estás saliendo de la línea que yo he marcado".
Z: claro, es que la existencia de algo fuera de un esquema rompe ese esquema. El concepto de humanidad nunca puede ser algo cerrado, porque en el 1800 eran solo los hombres blancos. La gente intenta decir que el ser humano es "esto" y lo que está fuera está mal, pero es que siempre va a haber algo que se "salga" del esquema.
M: un ejemplo es la vestimenta. Los hombres y mujeres han llevado falda, ¿por qué si una persona se quiere poner un top ya lo encasillamos?
Z: porque no es el trozo de tela en sí, es la connotación. No es lo mismo el hábito de un cura que el vestido que puedo llevar yo.
M: el encasillamiento que se sale de la libertad. Si se sale de lo "normal" ya dicen "cuidado, cuidado". Pero la vida es color, no es blanco y negro.
Z: utilizan cualquier excusa, como la biología. Pero hay animales con una diversidad sexual tremenda: los peces payaso, cuando muere la hembra de su grupo se cambian de sexo y los machos se hacen hembras. Los caracoles se pelean por quien va a ser el macho y cuál la hembra, y lo que dice el colectivo trans es que no son una anomalía, una rareza, sino parte de la diversidad.
Z: ahora también están las TERF, que son feministas radicales trans-excluyentes, excluyen a las trans porque dicen que las mujeres trans son hombres, porque están oprimidas por su sexo. Hacen mucho ruido por Twitter pero luego no hay tantas. Lo que pasa es que tienen mucha plataforma que les da voz.
M: bueno, o son gente infiltrada, porque en las redes puede haber de todo e incluso gente que no tenga que ver con el tema.
Z: si yo por ejemplo digo "soy mujer" eso pone en peligro a las mujeres que nacen mujeres, porque "podrían colarse" en los espacios para mujeres. Absurdo. Si un violador se quiere colar en un baño de mujeres ya se cuela, no le hace falta decir que es mujer. Puede que haya una persona que lo haga, pero es la excepción.
Z: yo esto lo sabía desde muy atrás. Tengo una página en mi diario de sexto de primaria en el que decía que ojalá ir al colegio con una peluca de chica y hacerme pasar por una prima mía. Antes las trans eran la Veneno, Bibi Andersen o en Shin-chan las pintaban como drogadictas, prostitutas, directamente, y por un lado me daba miedo eso. ¿Cómo iba a ser yo eso? Somos un colectivo con mucho paro, te ponen trabas a la mínima, si no tienes 'passing'... tenía miedo a que no te reconozcan como eres, a que piensen que eres alguien disfrazado, que le den más importancia a lo que eras antes que a lo que eres ahora.
Con las hormonas no tenía miedo, pero ahora un poco más, porque me da miedo dejar de ser yo misma.
M: no, pero no dejas de ser tú misma, eres una persona enriquecida con las hormonas de las mujeres. Te cambia toda tu química, el sentimiento, la sensibilidad. Eres más una tía.
Z: Sí, pero lo que más miedo me daba era cómo me iba a condicionar esto para encontrar trabajo, pareja, si me mudo cómo se lo tomará la gente de allí... Pero con vistas al futuro, porque del presente no tenía ningún miedo. Y al ver como tu mundo no se viene abajo te vas tranquilizando.
Otro de los miedos es a que los demás no se lo tomen en serio. No me importa lo de los pronombres, que no me llamen por mi nombre, porque sé que se tienen que adaptar, pero si no hacen el esfuerzo al menos sí que me molesta, porque parece que te pasan por encima. Una cosa es que te equivoques y otra que te entre por un oído y te salga por el otro.
El último miedo era el de aplazar mi vida: cuando tenga el pelo largo, me sentiré mejor. Sí que es verdad que te sacas más defectos, te fijas más. Te estás sometiendo a un escrutinio que el resto de la gente ni se da cuenta.
M: pero es porque no te está aceptando a ti misma. Hay gente que se acepta como es y gente que no se aceptará en la vida.
Mis miedos eran a que ella no se sintiera segura, y más médicos. Porque las hormonas pueden hacer trombos y efectos secundarios. Pero su proceso de cambio no me afecta. Lo único que le he exigido es que sea buena gente, respetuosa y que se labre un futuro. Que si puede ser feliz con sus sueños, genial. ¿En cuanto a su físico? No me preocupa, porque yo veo el interior.
M: sí, porque está más entre esas dos aguas. Se da un poco más cuenta de que la mujer sufre más injusticias que el hombre
Z: sí que me he acercado más a las mujeres de mi vida, como que te abren la puerta. Lo vives distinto desde dentro, porque te sientes parte y que te unen las mismas cosas. Es más en las pequeñas cosas, que te empiezas a identificar con ellas.
M: ahora sí está más profunda conmigo y hablamos de más cosas, pero siempre hemos tenido mucha confianza entre nosotras.
Z: es un camino que no se termina de andar nunca
M: sí, porque ella va a depender de una medicación toda la vida. Que puede dejarlo, sí. Hormonalmente sube más la testosterona que los estrógenos, pero sería lo de menos. Pero si ella se siente mujer, sin una fachada externa de cara a los demás, con eso basta.
Z: pero no es "sentirse" mujer, es "ser" mujer. No es solo por lo físico, por encajar, es un compendio de cosas. Como que sin tener razones sabes que es el camino, pero igual que este hay otros. Es como cuando no puedes explicar por qué estás enamorada de una persona.