Tener un animal en casa no solo no es excusa para que no esté limpia, sino todo lo contrario. Cuando tenemos una mascota conviviendo con nosotros recibimos un sinfín de beneficios. Sin embargo, como todo en la vida, la experiencia no está exenta de algunos inconvenientes y uno de ellos es que nuestra vivienda va a ensuciarse más.
Esto es un hecho que no se puede cambiar, puesto que al ser uno más en casa, mayores son las posibilidades de que se manchen las diferentes estancias. A eso tenemos hemos de sumarle que un perro o un gato no puede equipararse con un ser humano a la hora de pedir unos mínimos de convivencia y de limpieza. Lo que sí está en nuestra mano es tomar una serie de medidas para tener la casa limpia cuando vivimos con mascotas. Si todos los miembros de la familia ponemos de nuestra parte el problema de la limpieza se minimiza.
¡Toma buena nota de cómo tener tu casa limpia si estás conviviendo con tu mascota o has pensado en adoptar una!
Sofás y sillones llenos de pelos, pelusas por los rincones…. Pan de cada día en casas en las que sus animales mudan el pelo. Incluso aunque no sea época de muda, pueden desprender mucho pelo que se queda en la ropa, el edredón y las tapicerías y que se acumula en los rincones del suelo.
Por ello, cuando tenemos mascota en casa hay que acostumbrarse a pasar la aspiradora de manera habitual por el suelo y las tapicerías, si no diariamente, hacerlo casi todos los días. Es recomendable utilizar un cepillo o rodillo que ayude a desprender aquellos pelos adheridos a la ropa y que acompañan a todos los dueños de animales.
Una de las cosas que más notamos cuando entramos en una casa con mascotas es el olor, sobre todo si tenemos perro. Los ambientadores solo enmascaran los olores siendo poco eficaces en la mayoría de los casos. Por eso, para reducir ese intenso aroma es importante que sigamos una serie de rutinas de aseo a nuestra mascota.
Del mismo modo, es recomendable que sus juguetes también estén limpios, así como su cama, para que tampoco desprendan olores. Podemos aprovechar el día de su baño para sanear en limpiar sus cosas. Así todo estará limpio y olerá a limpio.
Igualmente, tendremos que limpiar de manera frecuente aquellos lugares en los que pase mayor tiempo para que el olor no se quede adherido a muebles, cortinas o paredes. Por eso, después de pasar la aspiradora debemos pasar la fregona. Además de mantener limpio esos espacios reduciremos posibles olores. Y, por supuesto, ventilar bien las distintas estancias de la casa.
Si cepillamos a nuestra mascota cada día, sobre todo si tiene el pelo largo, evitaremos que sus pelos se queden en la ropa o caigan al suelo; de este modo conseguiremos que haya menos pelos por casa.
Además debemos bañar a nuestro fiel amigo cada diez o quince días y añadir unas gotitas de vinagre a su champú. Después, habrá que secarlo bien con una toalla limpia y evitar que se acerque a la calle hasta que esté completamente seco.
Hay que tener en cuenta que cada vez que el perro sale a la calle vuelve con las patas sucias. Para evitar que esa suciedad entre fácilmente en tu hogar, existen unas toallitas higiénicas especiales para perro son la solución. Cuando el perro vuelva de la calle, con una toallita le puedes limpiar sus partes íntimas, el culete y las patitas.
Algunos animales tienen un aliento muy fuerte, por lo que el olor también puede proceder de su boca. Si es así, tendremos que llevarlo al veterinario para que examine la higiene bucal, la existencia de problemas alimenticios o de posibles enfermedades, aspectos estos que pueden causar mal aliento.
No vayas posponiendo la hora de limpiar sino que hazlo a diario. Evitarás que se acumule la suciedad y será más fácil que desees seguir conviviendo con un perro.