Con la llegada del verano dejamos atrás esos meses huraños en los que salir de casa, por culpa del frío y la lluvia, era toda una odisea. Ahora nos apetece estar fuera, disfrutar del sol y del buen tiempo, tanto que a veces se nos hace de noche y no hemos pisado el interior de casa. Eso es algo que le puede pasar a los que tienen jardín o terraza, se está tan a gusto ahí fuera que ni cuando cae la noche apetece entrar. Por eso mismo es importante tener una buena iluminación exterior, porque no nos vamos a engañar, la luz de la luna y las estrellas no son suficientes.
Pero claro, ¿sabes qué iluminación es mejor para cada zona? Porque no es lo mismo la terraza, que la entrada o que el jardín. Así como el tipo de luz, pues aunque últimamente la luz blanca es la más demandada, puede que la amarilla no sea una opción a descartar de primeras.
Comencemos por la zona en la que más tiempo se va a pasar por las noches. Seguro que ya tienes un montón de reuniones con amigos planteadas para este verano en las que lo más probable es que se os den las tantas, por lo que la iluminación es más que necesaria. Ahora bien, hay que tener cuidado en cómo establecer los puntos de luz, pues una cosa es iluminar para veros las caras y otra muy distinta terminar encandilados.
Por eso mismo, según tengas repartidas la mesa, las sillas o los sillones de la terraza, unas lámparas de techo son una gran opción. Iluminan y además, si se eligen de un estilo y tamaño acorde al exterior de la casa jugarán un papel importante en la decoración de esta. Recuerda que no se te debe escapar nada si quieres una terraza perfecta. También está la opción de lámparas de pared. Dependiendo del diseño puede que den menos luz, pero pueden crear un ambiente ameno y distendido para las sobremesas. Algo similar pasa con las lámparas de mesa exterior o las guirnaldas cuando no quieres tanta luz, pues crean una atmósfera más íntima que en ocasiones no está nada mal.
En cuanto a qué tipo de luz, en la terraza puedes elegir entre blanca y amarilla, la que prefieras. En la entrada de la casa o el jardín si que es cierto que, aunque no hay problema en poner luz clara, se aconseja más la amarilla, pues encandila y molesta menos la vista de los vecinos o la gente que pasa por la calle.
Las zonas ajardinadas a veces dan algún que otro quebradero de cabeza porque no se sabe muy bien qué tipo de luz se necesita y tampoco la cantidad. Pues no queremos ver toda esa zona oscura, pero tampoco dejarnos un dineral en la factura de la luz para verlo completamente iluminado. Pero si quieres empezar por la entrada, puedes colocar algunas balizas o focos en el muro o la valla que rodea el jardín, así como en el camino que lo atraviesa hasta la casa.
Ya adentrándonos en el jardín, hay múltiples opciones dependiendo del estilo, del tamaño o el enfoque que quieras darle durante la noche. Uno de los tipos más utilizados son los focos solares, que durante el día recogen energía solar para por la noche iluminar las zonas del jardín en donde los has establecidos. Una buena forma de mantener iluminado el jardín sin que la factura de la luz suba demasiado.
Por supuesto, hay otros muchos tipos de luces, como las balizas que antes comentábamos para la entrada o los puntos de luz que se instalan directamente sobre el césped. También puedes darle una aire más callejero colocando farolas o si quieres la última tecnología, para los puntos de acceso a la casa existen focos con sensor de presencia que se activan cuando te acercas.
Desde luego que hay múltiples formas de iluminación, tanto para las terrazas como para el jardín y la entrada. Solo debes analizar el estilo de tu casa y a partir de ahí valorar qué tipo de luces le va mejor, si quieres todo bien iluminado o si por el contrario prefieres que solo sean unos puntos de luz básicos. Eso sí, si hay cactus en alguna parte, mejor iluminar esa zona, no vaya a salir algún invitado algo picado de casa.