Lo de que el amor no tiene edad es algo que siempre se ha asociado a las parejas que tienen grandes diferencias de edad entre ellos, pero el concepto va mucho más allá. Nunca es tarde para enamorarse y, aunque es algo que no suele ocurrir, Juana y Regino demuestran que es posible pese a que las circunstancias no sean las esperadas. Ella tiene 90 años, él 87, y su historia de amor surgió en una residencia de mayores de Valdemoro que ha culminado con la celebración de su boda en el centro, rodeados de sus compañeros, los trabajadores y también de familiares.
Tras conocerse en la residencia, poco a poco fueron estrechando lazos hasta que hace tan solo unos meses ambos decidieron formalizar su relación, haciendo partícipes a los trabajadores del centro y también a sus familiares, que sin dudarlo se pusieron manos a la obra con los preparativos del futuro enlace. En palabras de la propia Juana, ha explicado contundentemente el porqué de la decisión, muy en relación con su concepción de la vida: "hay que vivir y disfrutar siempre el momento".
La residencia desde un principio mostró su apoyo al enlace y fue la propia directora la que presidió la ceremonia en la que, además de compañeros de residencia, amigos y familiares, estuvo hasta el propio alcalde de la Valdemoro.
Juanita, como a ella le gusta que le llamen, es natural de Madrid y entró en la residencia hace un tiempo por su propia voluntad. A sus 90 años sigue definiéndose como una mujer coqueta a la que siempre le gusta ir arreglada, quizá porque durante su juventud trabajó como modista. Su carácter alegre se plasma en una de sus grandes aficiones, la música y sobre todo el baile
Su relación es algo corta, pues hace poco que se conocieron debido a que Regino entró en la residencia durante los meses de confinamiento provocados por la pandemia de la covid-19. Su gran curiosidad, una de sus múltiples virtudes, ha hecho que sea asiduo en el taller de alfabetización, al que acude tres días a la semana para aprender a leer y escribir a sus 87 años.