La naftalina, de sus usos más allá de repeler polillas a sus alternativas naturales para proteger tu ropa

  • Se emplea en la fabricación de plásticos de cloruro de polivinilo (PVC), y de forma indirecta en algunos colorantes, resinas sintéticas y celuloides, entre otros; también para fabricar insecticidas y pesticidas, lubricantes y explosivos.

Es oír hablar de naftalina y recordamos inmediatamente su olor, un poco desagradable y picante, a ropa guardada durante años en una baúl de la abuela. Un olor que es difícil de olvidar. También por la dificultad de quitarlo de las prendas que entran en contacto con él.

La naftalina es una especie de bola blanca con un olor peculiar y su principal propósito es repeler polillas, pero también perfumar la ropa. Esta forma cristalizada de hidrocarburo también se ha usado para producir perfumes, antibióticos e incluso fuegos artificiales.

Fue descubierto en 1920 por John Kidd, quien describe sus propiedades y método de producción, y lo llama naftaleno porque se deriva de la nafta. En el pasado se usaba como combustible en los sectores de automoción y ferroviario. Hoy en día se produce para uso industrial, en particular en la industria química, para la síntesis de anhídrido ftálico y colorantes (Acido H). Hasta hace unos pocos años, encontró un uso doméstico generalizado como insecticida y repelente de polillas.

Aparte de su uso en la industria química, hasta hace pocos años se vendía en bolsas para luchar contra las polillas, para su uso en armarios para proteger la ropa. Las polillas causan pequeños agujeros en los tejidos: suelen llegar a través de una prenda ya infectada, se alimentan principalmente de fibras naturales, como la lana, la seda y el lino, pero también de algodón o sintéticas.

No basta con colocar el protector de polillas en los estantes, sino que se recomienda actuar con más cuidado. En primer lugar, es mejor lavar bien la ropa y no dejarla nunca húmeda, antes de guardarla. La protección contra las polillas es eficaz cuando se usa en espacios reducidos: por lo tanto, es aconsejable guardar la ropa en contenedores de plástico y bolsas de ropa de forma ordenada.

Antes de usar estos artículos para la ropa, es recomendable leer cómo se utilizan, pues de ello dependerá que sean más o menos efectivos a la hora de acabar con las polillas que pueda haber en tu hogar. Normalmente estas bolitas se tienen que poner encima o entre la ropa, y en ocasiones hay presentaciones se pueden colgar en las barras de los armarios.

Por otra parte, la industria sigue recurriendo a la naftalina en la actualidad. Se emplea en la fabricación de plásticos de cloruro de polivinilo (PVC), y de forma indirecta en algunos colorantes, resinas sintéticas y celuloides, entre otros; también para fabricar insecticidas y pesticidas, lubricantes y explosivos.

Cómo eliminar el olor de las bolas de naftalina

Si todavía tienes algunas bolas viejas que usas o si tu ropa guarda restos de olor a naftalina, que es muy intenso y persistente, puedes hacer que desaparezca lavando las prendas con vinagre. Remojarlos en agua y vinagre o poner una lavadora con un vaso de vinagre.

También se recomienda limpiar los contenedores de ropa con vinagre: se puede utilizar una mezcla de agua y vinagre para rociar con un spray. Luego enjuague el recipiente con agua tibia. Otra solución es sacar las prendas al exterior y airearlas naturalmente un rato para que se quite el mal olor que deja impregnado este químico.

Alternativas a la naftalina

Bolas de madera de cedro

La primera alternativa que hemos encontrado son las bolitas de madera de cedro, conservan el potente aroma de este árbol, y que al parecer es un gran repelente para las polillas. Se pueden comprar por internet, y muy posiblemente también en tiendas de productos del hogar y droguerías. A veces se acompañan de un botellín de aceite esencial de cedro, para que cada temporada se puedan empapar con él antes de colocar entre la ropa. Se recomienda ponerlas en un saquito de algodón y esperar a que el aceite haya secado para que no manche la ropa.

Pieles de limón y naranja

Los aceites de las pieles de limón y naranja también actúan como repelentes. No obstante, las pieles deben secarse bien al sol sobre una madera o una piedra antes de colocarlas en un saquito de algodón, para evitar que se pudran si conservan humedad y nos generen manchas y malos olores.

Hojas de lavanda

Basta con conseguir una decena de ramas de lavanda, secarlas siempre cabeza abajo y luego pelar el tronco recogiendo las hojas, con las que haremos un polvillo grueso que guardaremos en saquitos de algodón, para poner entre la ropa.

Pimienta negra

Se compra pimienta negra en grano y se roturan un poco los granos, para que emane el olor. Se guardan en saquitos de algodón y se dejan entre la ropa o en el fondo de un armario. El olor es penetrante y fuerte, pero no es tóxico ni irritante a no ser que toquemos la mezcla y nos llevemos las manos a los ojos. Por precaución, después de manipular la pimienta nos lavaremos las manos.

Alcanfor

Se puede adquirir en las secciones de hogar de los supermercados y también en internet, para fines muy distintos. Sin embargo, a pesar de que es una sustancia polémica en lo referente a ciertos usos dietéticos que se le dan, el alcanfor es eficaz para repeler polillas. El único problema es que su olor tampoco es nada agradable, si bien no resulta tóxico.