La Navidad es la época del año en la que toda la familia se reúne. Tras meses de trabajo y, en algunos casos, distancia de por medio, finalmente podemos juntarnos todos a la mesa para rememorar el año y recordar los mejores momentos de nuestra infancia y adolescencia mientras disfrutamos de uno de esos grandes banquetes navideños, marisco y vino incluido.
Las cenas y comidas navideñas son un momento de reunión, alegría y bienestar, un acontecimiento en el que podemos ver a ese tío o primo lejano con el que tantas buenas aventuras vivimos en el pasado. Sin embargo, y a pesar de que estas citas lo tienen todo para convertirse en uno de nuestros momentos del año, muchas veces acabamos viéndonos envueltos en un auténtico campo de batalla, un escenario insufrible en el que los cuchillos (metafóricos) vuelan de lado a lado.
Las discusiones durante las cenas y comidas de Navidad son tan cansinas como frecuentes. Todos, quien más y quien menos, se ha visto envuelto en una alguna vez, ya sea por las elecciones políticas, por el último partido del equipo de fútbol de turno o por alguna rencilla del pasado que alguien ha decidido sacar a relucir con muy mala leche.
Para evitar que estos encuentros familiares se conviertan en un campo de batalla, se recomienda mantener la calma e intentar ser empático con el prójimo. Además, hay que limitar el consumo de alcohol y aprender a marcar límites, con educación, eso sí. Sin embargo, en ocasiones nos cuesta seguir estos consejos. A pesar de que sabemos que saltar contra nuestro tío o cuñado no va a servir de nada, muchas veces acabamos alzando la voz, sobre todo cuando el tema del que se habla nos molesta.
Por norma general, los cuatro temas que más suelen despertar este tipo de reacciones son la política, el fútbol, la religión y el feminismo, por lo que, si queremos tener una cena o comida tranquilita, lo mejor que podemos hacer es evitarlos y centrar la conversación en otra materia.
Este año, en vez de hablar de la salida de Messi del Barça, de la gestión del coronavirus de Ayuso o de las vacunas contra la Covid-19, para tener las fiestas tranquilas puedes probar a hablar de la comida. Siempre que no seas muy crítico con los platos que te han servido, hablar de comida te permitirá pasar una noche agradable, así como agradecer a los anfitriones su esfuerzo. Además, también puedes sacar a coalición algunas de tus recetas o truquitos culinarios para animar a la gente a unirse a la conversación.
Otro buen tema que podemos tratar en la mesa es la lotería. Discutir de nuestra buena o mala suerte y contar anécdotas relacionadas con el Sorteo de Navidad, el más esperado de todo el año, puede dar juego cuando las conversaciones se estancan, y además no nos pondrá en ningún compromiso. Otra opción son las series y películas que hayamos visto a lo largo del año, donde, esta vez sí, podemos explayarnos en profundidad. Además de divertido, hablar de series y películas nos permitirá romper el hielo con los asistentes con los que tenemos menos relación y pasar unas horas bastante agradables, recopilando recomendaciones y opiniones.
Los villancicos, la decoración navideña y las propias fiestas son otro tema que podemos sacar durante la cena. Incluso podemos animarnos a cantar y ver si alguien se une. Lo importante, en todo caso, es buscar temas ligeros y no sacar trapos sucios ni intentar ir a picar al prójimo. Por mucho que sintamos la tentación de reprochar algún comportamiento o discutir alguna rencilla personal, lo mejor que podemos hacer es olvidar estas pequeñas disputas durante esta cena para disfrutar de un momento de paz y alegría en familia. Luego, en el futuro, ya habrá tiempo para ajustar las cuentas, pero en Navidad intenta disfrutar del momento.