Viudos que rehacen su vida: ¿cómo lograrlo y cómo contárselo a los hijos?
"Comenzar una relación de pareja con un viudo es una de las cosas más difíciles que he visto en terapia", según la psicóloga Lara Ferreiro.
Normalizar la situación e ir integrando a la nueva pareja progresivamente son las mejores estrategias.
La nueva pareja puede sumar mucho a la familia y ser un punto de referencia.
Con menos de 20 años, Estefanía perdió a su madre. Una leucemia fulminante acabó con la vida de esta mujer, madre de dos hijos, médico y esposa de médico. Han pasado 25 años. El viudo tiene novia desde hace más de diez, y las relaciones entre Estefanía, su familia y la nueva familia creada por su padre son como el Guadiana: aparecen y desaparecen.
Alicia tiene casi 80 años y se casó hace 14 con su amor de juventud, un amor que no pudo ser en su momento y que reencontró cuando su ahora marido superó la muerte de su primera mujer. Aunque en esta historia todos son adultos, las hijas consideran a Alicia la peor de las madrastras y apenas consiguen pasar unas horas juntos en las fechas señaladas. Son casos reales a los que se suma uno tan conocido como el de Joe Biden y su esposa Jill, con quien se casó después de que el presidente de Estados Unidos perdiera a su primera mujer, y a uno de sus hijos, en accidente de tráfico.
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En todos ellos, surgió la necesidad de integrar a un nuevo amor en una familia herida por la muerte de un ser querido. Y el proceso no es fácil.
Primera decisión: ¿vivir una nueva vida?
"Comenzar una relación de pareja con un viudo es una de las cosas más difíciles que he visto en terapia", advierte Lara Ferreiro, psicóloga y terapeuta experta en parejas. "Lo complicado en estos casos es entender que esa pérdida no viene porque a esas personas se les haya acabado el amor, sino que no pudieron seguir con la historia porque se les ha arrebatado el amor", señala la experta. Por ello, el sentimiento que aflora con más frecuencia es la ira, junto a un "sufrimiento enorme, más aún si ha sido algo fulminante y, además, hay hijos".
Según esta experta, lo complicado empieza por que el viudo o la viuda se decidan a vivir una nueva vida. "Se compara continuamente con la persona perdida, es algo que ocurre normalmente: cuando alguien muere siempre pensamos qué buena era esa persona. El viudo idealiza y tanto la comparación como la idealización son procesos psicológicos que se pueden enquistar", explica Ferreiro.
Por eso, antes de empezar una nueva relación, primero hay que sanar, o al menos ir mejorando y retomando actividades poco a poco. "Antes de ser pareja, aconsejo que sean amigos. Cuando un viudo conoce a otra persona, habría que empezar por la amistad, ver si hay intereses en común, ya que está en situación de fragilidad. Hay que ver si son compatibles, qué valores tienen y qué buscan en la vida porque al final puede ser que el viudo esté buscando algo parecido a su pareja fallecida, pero lo normal es que la otra persona sea muy diferente y haya que buscar nuevos patrones".
Las siete normas para acertar con la nueva pareja
En esa búsqueda de nuevos patrones, existen algunas pautas que pueden ser de gran ayuda. Para la psicóloga, hay siete normas que pueden facilitar tanto el nacimiento de la nueva pareja como la llegada a la nueva familia.
- Que la culpa no le sabotee.
- Que empiecen por la amistad.
- No idealizar ni comparar.
- No referirse continuamente a la pareja fallecida.
- Probar cosas nuevas.
- Ser flexible con las rutinas.
- Acudir a terapia si en un año no se ha superado el duelo
Traición, ansiedad, castración
La ira no es el único sentimiento que aflora en una persona viuda ante la posibilidad de empezar una nueva vida. "Puede pensar que están traicionando a su antigua pareja y que no deberían ser felices. Si una persona muere, hay que hacer un duelo razonable pero después hay que seguir viviendo, tienes todo el derecho", señala Lara Ferreiro. También van a surgir sentimientos de tristeza y miedo, además de mucha culpabilidad. Son estados mentales que no predisponen a las nuevas relaciones.
Pero quizá el más fuerte sea 'el qué dirán'. "Hay mucha vergüenza social, ¿qué van a pensar los demás? Esto no es 'La casa de Bernarda Alba'. No hay que ponerse de luto vitalicio y hay que pensar que seguramente a la persona que ha muerto le gustaría vernos bien, vernos felices. Seguramente se alegraría de esa segunda oportunidad porque hay que ser feliz. Existe la falsa creencia de que si quieres mucho a esa persona que ha muerto, no puedes rehacer tu vida. El luto extremo es castrar, impedir rehacer la vida, y eso es patológico", asegura la experta.
Ansiedad entre los hijos
Mientras que a los viudos les suelen asolar sentimientos vinculados al miedo, a los hijos les invaden los asociados a la rabia. "Ansiedad, ira… La nueva relación suele generar mucha crítica tanto en los hijos, como en la familia, entre los vecinos, el entorno… Un comentario habitual es lo rápido que se ha sustituido al fallecido, aunque a lo mejor han pasado cinco o 10 años. En la familia puede haber un shock y que surjan opiniones polarizadas: desde 'estás traicionando a mamá' a 'la vida es corta".
Para mitigar estos sentimientos es importante que la persona viuda y su nueva pareja tengan claro qué tipo de relación mantienen y a dónde quieren llegar. Si su objetivo es el matrimonio, también pueden asomar conflictos. "El acercamiento de la nueva pareja a su objetivo debe ser algo progresivo. Primero empiezas como pareja y luego si en el futuro quieres casarte, lo haces. Pero el tema del matrimonio también genera mucha controversia. Hay gente que piensa que sí es una traición, que una cosa es tener novia y otra casarse. Casarse es como borrar la figura del fallecido. Para otras personas, sin embargo, es dar espacio a la nueva relación y la muestra de ir muy en serio. La manera de vivirlo en la familia va a depender del significado que cada uno le dé a esa nueva relación o a ese nuevo matrimonio", argumenta esta psicóloga.
Cómo contarlo
Cuando la nueva pareja tiene claro cómo quieren vivir su historia, llega el momento de comunicarla a su entorno. "Primero, es importante la edad de los hijos y saber que puede haber comportamientos muy reactivos. Si los hijos son mayores de edad, viven separados y tienen su propia familia, puedes hacerlo de manera gradual y distendida. Con el resto de la familia igual", señala Ferreiro.
¿Qué hacer con los más pequeños? "Si son menores de edad, hay que hablar con ellos juntos y explicar la situación: hay alguien que has conocido con el que te sientes bien. Hay que dar la posibilidad de que pregunten y expresen sus emociones. Y luego, por separado, preguntar cómo se han sentido. Si están en edades complicadas (muy pequeños o adolescentes), algunas personas prefieren hacer alguna actividad de ocio con la nueva pareja y presentarla como un amigo de papá o de mamá para que se vayan conociendo poco a poco y no sea una amenazada”.
Además de eliminar cualquier atisbo de amenaza, también hay que huir de imponer nuevas reglas. "Los hijos tienen que saber que la nueva pareja nunca va a sustituir al padre o a la madre muertos, pero que es alguien que va a estar en sus vidas y que hay que aceptarla. Pero también hay que huir de la imposición, el nuevo vínculo familiar va a crearse poco a poco", explica esta terapeuta.
Rebajar la tensión
Es quizá el objetivo primordial en los primeros encuentros: rebajar la tensión. "Primero hay que normalizar la situación. Hay que mostrar paciencia y ser capaz de razonar y expresar que nadie va a quitar ningún cariño, son relaciones diferentes. Uno es el amor a los hijos, que es infinito, y el otro es el amor de pareja. También hay que darles tiempo para que vayan asimilando la situación y revisar creencias. Si ellos creen que les va a quitar su sitio es porque no se sienten seguros. Hay que afianzar esa relación y ver qué necesitan de ti, quizá pasar más tiempo juntos o hablar de determinados temas".
¿Y qué es recomendable para los hijos? "Necesitan poner en marcha la empatía. Tienen que entender que el viudo o la viuda lo ha pasado mal y tiene derecho a ser feliz. También es el momento de que expresen sus necesidades, haciendo peticiones concretas y preguntando por su nuevo escenario. ¿Va a haber cambios? ¿Qué significa la nueva pareja?", resume la psicóloga para quien las segundas oportunidades pueden ser buenas en entornos que han sufrido una pérdida. "Esa persona puede integrarse en la familia para querer también a los hijos. Puede sumar mucho a la familia y ser un nuevo punto de referencia, masculino o femenino, que puede ser muy beneficioso para los hijos".