El buen tiempo del verano, y estar de vacaciones, hace que muchos aprovechen para disfrutar de esas aficiones que durante el curso tienen más aparcadas y que ahora pueden hacerlas al aire libre sin problema, aunque siempre protegiéndose del calor. Una de ellas puede ser salir en bicicleta a pedalear y aprovechar para hacer deporte en plena naturaleza mientras admiras paisajes increíbles. Un planazo, ¿no? Pues para que lo sea del todo, mejor pon tu bicicleta a punto empezando por lo más básico: limpiarla.
Tras una buena limpieza, se aconseja revisar la bicicleta a través del método de la M, que no es más que seguir la forma de esta letra para ir punto por punto y no olvidarnos de ninguno. Así, se empieza por la rueda delantera, para pasar al manillar, luego a los pedales, el sillín y, por último, la rueda trasera. Ahora bien, ¿Qué hay que hacer en cada uno de los puntos?
En las ruedas simplemente debes comprobar que están bien montadas y no están sueltas, revisando si tienen algún tipo de daño y observando si tienen aire y su presión es la correcta para no tener ningún percance en tu ruta.
En cuanto al manillar, vigila que esté recto y bien apretado, que no se mueva y que la dirección está en perfecto estado. Además, aquí revisa bien los frenos, que no tengan problemas al activarlos ni en las ruedas.
Ya abajo, haz girar los pedales para ver si lo hacen sin ningún impedimento o si producen algún ruido extraño que pueda ser consecuencia de un problema más grave. Aprovecha para limpiar la cadena de la suciedad y la grasa que se va acumulando, girando los pedales hacia atrás para ver que funciona bien.
Y, por último, el sillín. Ponlo a tu altura y revisa que al intentar moverlo este se queda en su sitio totalmente fijo. Con esto ya estaría, pero antes de lanzarte a la carretera o a la montaña, haz alguna que otra prueba para ver que todo lo que has revisado efectivamente está bien. Ya solo te falta ponerte el casco y disfrutar de unas buenas rutas ciclistas veraniegas que te harán desconectar.