El aumento de la esperanza de vida ha hecho que cada vez haya más conductores de la tercera edad en nuestras carreteras. Según los últimos datos, actualmente en España hay aproximadamente cuatro millones de personas mayores de 65 años con carnet de conducir, lo que supone que alrededor de un 10% de los conductores españoles pertenecen a la tercera edad.
A pesar de que en España, al igual que en el resto de la Unión Europea, no hay límite de edad para conducir, hay quienes creen que las personas de la tercera edad suponen un peligro en las carreteras y que, consecuentemente, se les debería retirar el carnet de conducir llegado a cierto punto.
Esta idea, sin embargo, contrarresta con las cifras aportadas por un antiguo estudio elaborado por la Fundación Línea Directa, en el que se señala que la siniestralidad de las personas de la tercera edad es más reducida que la de otros conductores más jóvenes.
De acuerdo a este estudio, la tasa de accidentabilidad de las personas de la tercera edad es cuatro veces más baja que la de los menores de 25 años y menos de la mitad que la tasa de los conductores de entre 35 y 44 años.
A pesar de que las personas mayores sí suelen mostrarse más inseguras al volante y de que sí pueden perder facultades relacionadas con la vista y el oído, así como capacidad de reflejos, estos conductores son, de acuerdo al trabajo, muy conscientes de sus limitaciones, lo que les hace conducir con mayor seguridad.
El estudio señala que las personas mayores de 65 años son menos agresivas al volante y más respetuosos con los límites de velocidad. Además, no suelen conducir de noche y, por norma general, recorren muchos menos kilómetros que los conductores más jóvenes, lo que reduce los riesgos de siniestralidad.
Para poder seguir conduciendo, las personas mayores de 65 años deben cumplir con los mismos requisitos que los conductores más jóvenes. Es decir: deben superar los exámenes psicotécnicos, unas pruebas que sirven para comprobar que el conductor dispone de todas las capacidades y facultades necesarias para circular con seguridad por las carreteras.
El reconocimiento médico que se debe superar y los criterios de evaluación son los mismos tanto para las personas menores de 65 años como para las mayores, pero en el caso de los conductores de la tercera edad se reduce el periodo de vigencia de su carnet. Así, mientras que los conductores más jóvenes deben superar estas pruebas cada diez años, los más mayores deben hacerlo cada cinco.
Además, en caso de que en las revisiones médicas se detecte alguna enfermedad o deficiencia que, si bien no impida la renovación sí sea susceptible de agravarse, el periodo de validez del permiso se reducirá.
A la hora de renovar el carnet de conducir, los conductores deben acudir a uno de los Centro de Reconocimiento de Conductores autorizado e indicar que quieren renovar su permiso de conducir. Allí deberán abonar la tasa de tráfico y el importe del reconocimiento médico, salvo en el caso de las personas mayores de 70 años, que solo deberán abonar el coste de las pruebas médicas.
Una vez se haya completado la renovación, los conductores recibirán un permiso provisional con el que podrán circular por el país hasta que se le entregue el documento definitivo, que recibirán en su domicilio en un plazo de aproximadamente un mes y medio.