La cantidad de normas que establece la Dirección General de Tráfico (DGT) son infinitas. Unas más lógicas y otras que ni se nos habían pasado por la cabeza. Por lo general, todos intentamos no saltarnos ninguna norma y así evitar una multa, aunque a veces pisemos más de la cuenta el acelerador. No obstante, en lo más absurdo podemos estar cometiendo una infracción, incluso con actos que nada tienen que ver con la circulación, como charlar con el que va en el asiento del copiloto. No es así exactamente, pero ojo a si los agentes de Tráfico consideran que supone una distracción.
Un copiloto siempre nos puede ir bien para controlar la música, prestar atención al GPS o coger una llamada y así no poner en peligro la atención del conductor. Sin embargo, si el copiloto nos entretiene a nosotros, será cuando podamos llevarnos una multa.
La DGT persigue bastante las distracciones al volante porque suponen un buen porcentaje de los accidentes de tráfico. Una de esas distracciones puede ser los copilotos, por ello hay actitudes que pueden ponernos en peligro.
Si los agentes consideran que estamos teniendo una conversación intensa con el copiloto, o algo similar, se nos puede multar con 100 euros. Más cuantiosa será si lo que hacemos es darnos un beso o discutimos con el copiloto mientras conducimos, una sanción que puede llegar a los 500 euros e incluso a la pérdida de seis puntos del carnet de conducir.
Este tipo de gestos y acciones quedan totalmente a la interpretación de los agentes de tráfico, que se atienen al Reglamento de Circulación en el que se expone que el conductor siempre debe estar en condiciones de controlar el vehículo con ambas manos, por lo que discutir o mantener contacto físico con quien va a nuestra derecha va en contra de la norma establecida.
Además, si una de estas acciones, más que despistarnos, supone una conducción temeraria por nuestra parte poniendo en peligro a los ocupantes de nuestro vehículo y al resto de usuarios de la vía, como puede ser darse un beso durante la conducción, estaremos incurriendo en una conducción temeraria objeto de ser multados.