Con la llegada del calor lo más probable es que ya le estés volviendo a dar uso, pues las horas de sol comienzan a multiplicarse y las temperaturas ya superan los 20 o 25 grados, en algunas zonas los 30. Por eso mismo, si aparcas o dejas tu coche en la calle en una zona donde el da el sol, en especial durante las horas centrales del día, ya estás haciendo uso del parasol o estás pensando en comprarte uno nuevo porque el que tienes ya está cascado. Así, saber elegir uno al irlo a comprar es fundamental, ya que el parasol funciona más de lo que creemos.
Entrar a un coche por la tarde, después de hacer estado todo el día en la playa o de terrazas, más que un coche puede parecer un horno a tope de potencia que difícilmente vas a poder coger de inmediato, pues el asiento y el volante, entre otras zonas, estarán ardiendo. El parasol, aunque parezca que no, consigue minimizar ese efecto lupa que lleva a que la temperatura del habitáculo se dispare. Generalmente hay parasoles para el cristal delantero, los más utilizados, pero también para el cristal trasero y para las ventanillas, que vienen bien sobre todo cuando hay niños.
Principalmente existen tres tipos de parasoles para el coche:
Sin embargo, siempre hay que tener en cuenta varios aspectos a la hora de comprar un parasol, especialmente comprobar las dimensiones del cristal para que cubra bien toda la superficie de la luna. Además, se aconseja que si se lleva silla infantil se cubra con un parasol, ya que las piezas metálicas pueden sobrecalentarse y quemar a los niños.
A la hora de colocarlos, en concreto los metálicos, se pueden sujetar con la visera del conductor y del asiento del copiloto, o puede que traiga incluido ventosas que se peguen a la luna del coche.