Ya es verano y te vas de vacaciones en familia. Has cargado el coche y ya estás en la carretera. Pero algo va mal: de repente, en un repecho, empiezas a ver una nube de humo negro. Los incendios forestales son muy comunes en verano y hay que actuar de forma correcta para minimizar los riesgos. Las altas temperaturas, las zonas de sequía, un cigarrillo mal apagado... Estos factores suponen un cocktail de alto riesgo que puede terminar en un desenlace fatal. Si te encuentras en la carretera con un incendio forestal, estos consejos de Protección Civil podrían servirte de gran ayuda para controlar la situación.
Siempre debe ser lo primero que hagas si te encuentras con fuego en la carretera. En cualquier situación de este tipo, lo primero que debes hacer es avisar a la autoridad competente (112, Policía Local del municipio)... Mantén la calma, pero no dudes ni un instante en llamar. Ellos te dirán cómo debes de actuar para minimizar las posibilidades de riesgo y salir ileso de la situación junto a tu familia.
Nunca atravieses zonas con llamas o humo. Lo mejor en estos casos es buscar un lugar cercano, en dirección opuesta al humo y con la menor zona de vegetación posible en los aledaños de la zona. De esta forma, las posibilidades de que las llamas alcancen a tu vehículo se reducen de forma considerable. El tubo de escape, con las altas temperaturas, podría provocar un incendio. Cuanto más lejos de la zona de peligro, mejor.
En cuanto hayamos avistado un lugar seguro, siempre lejos de la vegetación y todavía en la carretera, lo siguiente a estacionar el vehículo es encender las luces de posición para hacerte visible. También debes apagar el moto, ya que así reduces la posibilidad de que el coche aumente su temperatura y se favorezcan las llamas una vez más.
De esta forma, evitaremos que el humo pueda entrar dentro del vehículo. Con ello, las posibilidades de asfixia se reducen considerablemente. Hay que permanecer dentro del vehículo, ya que el riesgo de explosión de los depósitos de combustible es bastante menor que el posible riesgo que tenemos al salir de quemarnos o asfixiarnos con el humo.
Siempre debemos situarnos lo más lejos posible de los incendios o el humo que hayamos avistado previamente. Zonas ya quemadas donde se ha extinguido el fuego también son buenas opciones. Es importante que, en la medida de lo posible, veamos hacia dónde va el viento y nos alejemos de esa zona. Con toda seguridad, las llamas avanzarán en esta dirección, así que corremos el riesgo de que nos alcancen. Hay que avisar a todos los vehículos que vayan en esta dirección.