Tenemos nuevo récord del mundo. Y sí, es de un español. En plenos Juegos Olímpicos de Tokio 2020, celebrados este verano, un joven de la localidad gallega de Isla de Arosa, en Pontevedra, ha logrado una marca difícil de batir. El pasado mes de julio este joven, cuya identidad no ha trascendido por razones obvias, logró una multa de casi 2.000 euros y una detracción de 13 puntos de su carnet de conducir tras ser cazado hablando por el móvil, en un vehículo sin la ITV pasada, y claramente bajo los efectos de alcohol y drogas.
Miembros de la policía local del municipio pontevedrés de Isla de Arosa estaban en un control de tráfico rutinario en su localidad el pasado mes de julio cuando a eso de las 22:00 horas se percataron de que un conductor estaba conduciendo y hablando por el teléfono móvil a la vez, algo que está prohibido. Tras darle el pertinente “alto”, se encontraron un panorama difícil no sólo de explicar, sino también de igualar.
Nadie iba a librar al sujeto de los 200 euros de multa y de perder tres puntos de carnet por conducir sin prestar atención al ir hablando por el móvil, pero lo que pasó después del alto es digno de vivirse. Y es que cuando los miembros de la policía fueron a comprobar los papeles del vehículo, se dieron cuenta de que éste no contaba con la Inspección Técnica de Vehículos obligatoria en coches con más de 4 años de antigüedad. Así pues, ya llevamos 400 euros de multa, los resultantes de sumar los 200 de hablar por el móvil con los 200 por no llevar la ITV en regla.
Durante todo este proceso, la conducta errática y contestaciones arbitrarias del conductor alertaron a los agentes, que no tardaron mucho tiempo en darse cuenta de que las condiciones que presentaba no eran las más adecuadas para ponerse al volante de un vehículo.
Así las cosas, en ese momento se toma la decisión de efectuar, sin demora, los test de alcohol y drogas para comprobar si el estado que presentaba el conductor eran provocadas por estas sustancias y poder descartar otro tipo de problemas de cualquier índole.
La primera prueba en dar resultados fue la de alcohol, y la tasa que dibujó el alcoholímetro fue de 0,44 mililitros de alcohol en aire espirado, casi el doble de lo permitido (0,25 mg/l en aire espirado) por el Reglamento General de Circulación (RGC). Con los 500 euros correspondientes de sanción, nos vamos ya a los 900 euros de multa. Eso en cuanto a dinero, porque el carnet de conducir vuelve a sufrir un buen bocado, al ver como se caían, automáticamente, otros 4 puntos del mismo.
La prueba de drogas no tardó mucho más en dar resultados. Cocaína y THC son las sustancias que aparecieron tras el preceptivo control, lo que dio pie a la cuarta sanción por conducir bajo los efectos de las drogas consumidas previamente. Hay que decir que esta prueba siempre debe ser confirmada por un segundo test, pero en este caso los resultados no han arrojado sorpresas.
El THC, por cierto, es la abreviatura de tetrahidrocannabinol, un cannabinoide psicoactivo de la planta Cannabis Sativa. Esta planta, vulgarmente conocida como marihuana, tiene más de 70 compuestos químicos cannabinoides.
La sanción que corresponde a este consumo de sustancias prohibidas en este tipo de casos sube hasta 1.000 euros de multa y la retirada de 6 puntos menos del carnet. Si sacamos la calculadora y sumamos el total de las infracciones, nos vamos a la friolera de 13 puntos menos en el carnet de conducir y 1.900 euros de multa.
Como diría el castizo, no digo que lo mejores. Iguálamelo.