Como buen futbolista de éxito, Cristiano Ronaldo tiene un garaje que ya le gustaría a cualquier otro amante del motor, algunas de esas joyas las hemos podido ver en 'Soy Georgina', el docu-reality protagonizado por su pareja en el que él también aparece. A lo largo de este año el futbolista recibirá en su garaje el exclusivo Bugatti Centodieci del que solo se han fabricado 10 unidades, cada uno de ellos valorado en 8 millones de euros. Ahora, un Bugatti de Ronaldo ha sido noticia por algo que no le gustaría: uno de sus empleados lo ha estrellado en Mallorca.
Al parecer un empleado de Cristiano Ronaldo estrelló su Bugatti Veyron contra una casa del municipio mallorquín de Bunyola que, según el Diario de Mallorca, ocurrió en una vía poco transitada en la Urbanización de sa Coma. El vehículo se empotró contra la entrada de una casa en la que se encontraba una caseta de bombonas de butano que quedó destrozada ante las marcas en el asfalto de la frenada del vehículo que no evitó el impacto.
Probablemente el empleado había recogido el coche después de que el futbolista lo usase o se lo estuviese acercando, ya que en los últimos días ha estado pasando unas vacaciones con toda su familia en la isla balear.
Valorado en 2'1 millones de euros, el futbolista se compró su Bugatti Veyron de color negro en 2016 como autorregalo tras ganar la Eurocopa con la selección portuguesa. El Bugatti del delantero del Manchester United, ahora en mal estado, ha sido siempre una de las joyas de la firma automovilística. Cuenta con un motor W16 de 8.0 litros y con una potencia de 1.001 CV.
En cuestión de velocidad hay que saber manejarlo, ya que ofrece la posibilidad de pasar de 0 a 100 kilómetros por hora en tan solo 2'5 segundos, pudiendo alcanzar, además, más de 400 kilómetros por hora de velocidad máxima. Su espectacular exterior, ahora dañado, cuenta con un revestimiento hecho en fibra de carbono.
No es el único Bugatti con el que cuenta. Un año después, en 2017, se hizo con el Bugatti Chiron por 2'4 millones, esta vez de color plateado, y con una aceleración muy similar a la del Veyron, aunque con una velocidad máxima superior. En su garaje, también se puede encontrar un Lamborghini Aventador, uno de los modelos más icónicos de la compañía italiana que tampoco tiene un precio especialmente estratosférico, unos 300.000 euros.